Todos necesitamos de formación permanente a lo largo de la vida, para crecer como creyentes, para conocer más y mejor a Dios y, así, amarle más.

En un mundo de tan extraordinarios avances científicos; un mundo en el que todo se cuestiona y se pone en entredicho, hemos de estar preparados para  saber dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza. Necesitamos superar los miedos a confrontar ciencia y fe; no están reñidas, no son excluyentes, cada una tiene su campo y ambas se complementan.

Por desgracia, muchos cristianos no sienten necesidad de formación; en ellos aún predomina la fe sociológica, (tradición y costumbre), y siguen funcionando, en su adultez, con lo aprendido en la infancia, imposibilitando dar respuesta a los planteamientos de vida de adulto.

La vida bautismal implica un proceso permanente de conversión al Evangelio de Jesucristo, que se desarrolla en relación con las distintas situaciones y acontecimientos que configuran la vida de la persona. En este dinamismo se inscribe la formación cristiana que te ofrecemos desde nuestra comunidad.