Domingo XVIII del Tiempo Ordinario ciclo C

Ambientación inicial:

El mundo vive la idolatría del dinero, la economía, el mercado y el capitalismo financiero. Hasta el punto de fiarnos más del dinero que de cualquier otra cosa. Llenos de confianza en el Señor, nos disponemos a celebrar que Él es nuestra riqueza y a pedirle que nos enseñe a utilizar los bienes como medio para crecer como personas y como comunidad. Bienvenidos.

Rito del perdón:

  • Porque envidiamos lo que otras personas tienen. Señor, ten piedad.
  • Porque ponemos la confianza en lo que no puede darnos la verdadera felicidad. Cristo, ten piedad.
  • Por las veces que no ponemos lo que somos y tenemos al servicio de los hermanos. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra

La primera lectura recoge con toda crudeza el sentido de la vida y de la actividad realizada. San Pablo en la segunda lectura, se centra en la vida ética que debe conformar al creyente. El evangelio nos advierte del peligro de idolatrar las riquezas, porque lo que importa es ser rico ante Dios.

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21 – 23

¡Vanidad de vanidades!, —dice Qohélet—. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!
Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave dolencia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.

Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generaci
ón               sal 89, 3 – 6. 12 – 13.14

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: Retornad, hijos de Adán.
Mil años en tu presencia soy un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.

Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se secan. R/.

Enséñanos a calculas nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.             3, 1 – 5. 9 – 11

Hermanos:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
¡No os mintáis unos a otros!: os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo y en todos.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.            12, 13 – 21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha.
Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.
Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has acumulado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Oración de los fieles:

  • Por la Iglesia que formamos todos, para que asumamos nuestras responsabilidades y acertemos a servir a la comunidad. Roguemos al Señor.
  • Por el entendimiento entre todos los pueblos de la tierra en estos tiempos tan convulsos, por medio del diálogo y el respeto mutuo. Roguemos al Señor.
  • Pedimos para que no se sobreexploten los recursos de la tierra y se utilicen de forma más justa y ecológica. Roguemos al Señor.
  • Por los marginados y excluidos de nuestra sociedad y de nuestro mundo, para que encuentren siempre personas que les ayuden a salir de su estado. Roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros, para que nuestra vida sea un constante trabajar por un futuro mejor para las generaciones futuras. Roguemos al Señor.

Oración después de la comunión:

El sabio se contenta con lo que tiene;
por eso es rico.
Evita la ambición desmedida;
por eso es grande.
Restringe la codicia;
por eso es incorruptible.
No se erige en maestro de los hombres;
por eso es considerado.
No se justifica a sí mismo ni se engaña;
por eso llega lejos.
El sabio enseña,
pero permaneciendo callado:
Instruye con silencio elocuente.
Produce, pero no acumula.
No se apropia de su obra.
Dirige, pero no domina:
No hace sentir su peso sobre nadie.
Actúa, pero no busca recompensa:
No pide ni reclama nada.
Guía, pero sin hacerse notar.