PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C
Ambientación:
Alzad la vista, restregaos los ojos,
otead el horizonte y daos cuenta del momento.
Abrid todos los sentidos, aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros, el viento y la vida…
Empezamos el Adviento,
y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando la Navidad.
Alegraos, saltad de júbilo.
Poneos vuestro mejor traje.
Perfumaos con perfumes caros.
¡Que se note! Viene Dios…
Preparad el camino.
Ya llega nuestro salvador.
¡Despertad a la vida!
Bendición de las coronas de Adviento:
Oremos:
Señor, derrama tu gracia sobre nosotros y bendice estas coronas que nos van a acompañarán en este tiempo de Adviento recordándonos las actitudes que hemos de vivir para dar cobijo al Hijo de Dios que llegará a nuestra casa. Por Jesucristo nuestro Señor.
Primera vela de Adviento (verde)
Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche al encuentro del amigo que ya viene, para decirte que nuestra casa es acogedora.
En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Queremos estar desiertos y vigilantes, porque tú nos traes la luz más clara y la alegría más verdadera.
Ven, Señor Jesús, ven.
Rito del perdón:
- Tú que has venido a nosotros en la humildad de la carne y nos has abierto el camino de la salvación. Señor, ten piedad.
- Tú que vendrás de nuevo en la majestad de tu gloria para llevar todas las cosas a su plenitud. Cristo, ten piedad.
- Tú que vienes ahora y te haces presente en cada hombre y en cada acontecimiento. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
La falta de justicia hace crecer en nosotros el anhelo de que Dios venga y haga justicia y derecho en la tierra, una acción que la Escritura relaciona con la venida del Hijo del hombre. Esperar su venida gloriosa tiene mucho que ver con descubrir los signos actuales de su presencia en medio del mundo y tener una actitud vigilante. Para estar en vela necesitamos creer en las promesas, perder los miedos, soñar, convertirnos.
Lectura del libro de Jeremías
Ya llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.
R/. A ti, Señor, levanto mi alma.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.
Hermanos:
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos. Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneos en pie ante el Hijo del hombre».
Oración de los fieles, respondemos: Ven, Señor Jesús.
- Para que el Espíritu nos abra el corazón, y sepamos reconocer en este Adviento los signos que anuncian la llegada de aquel que es nuestra liberación. Oremos.
- Para que sepamos responder con creatividad a los signos de anti-vida de nuestro mundo, sin perder la alegría y la esperanza. Oremos.
- Para que no perdamos el ánimo en el trabajo por un mundo más justo, intentando hacer crecer el amor en nuestras comunidades y fuera de ellas. Oremos.
- Para que vivamos este Adviento, no con la inercia de quien ya sabe lo que va a suceder, sino abiertos a la novedad permanente de Dios. Oremos.
- Por las personas que no saben del Adviento y esperan la Navidad como días de fiesta, de comidas y regalos. Oremos.
- Por nuestra parroquia de San Hilario, para que vivamos con intensidad este tiempo y podamos sentir la alegría de celebrar juntos nuestra fe. Oremos.
Oración después de la comunión:
Despierta, Señor, nuestros corazones,
que se han dormido en cosas triviales
y ya no tienen fuerza para amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestra inquietud,
para que no pasemos de lo que es de todos
y seamos ciudadanos responsables.
Despierta, Señor, nuestro espíritu,
porque hay caminos que sólo se hacen
con los ojos abiertos y las manos dispuestas.
Despierta, Señor, tu fuego vivo.
Purifícanos por fuera y por dentro,
y enséñanos a vivir despiertos.