FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI 2024

Ambientación inicial:

Bienvenidos a la celebración de la fiesta del Corpus Christi, en la que hacemos memorial del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la eucaristía. Hacer memoria no es solo recordar, es actualizar, hoy, en este mundo “ser cuerpo y sangre” que se parte, se comparte y se reparte; es salir de nuestra comodidad, abrir las puertas de nuestro corazón para entregar por Jesús lo que somos y anhelamos, es salir al encuentro de los más pobres, de los que no cuentan, para, a través del compromiso por la justicia, transmitirles el amor con que Dios los ama.

Rito del perdón:

  • Tú, que nos convocas a renovar tu alianza de amor. Señor, ten piedad.
  • Tú, que nos invitas a entregar nuestra vida como Tú lo hiciste. Cristo, ten piedad.
  • Tú, que nos llamas a partirnos y repartirnos por nuestros hermanos. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra:

La primera lectura, del libro del Éxodo, nos relata la ratificación de la Alianza establecida entre Dios y su pueblo. La carta a los Hebreos nos presenta el sacerdocio de Cristo que abre a todo ser humano el camino hacia Dios. El evangelio de Marcos nos narra cómo Jesús en la cena pascual inaugura la eucaristía a través de gestos y palabras, con los que ritualmente simboliza lo que va a ocurrir después: la entrega de su cuerpo y el derramamiento de su sangre, en definitiva, la entrega de sí mismo por toda la humanidad.

Lectura del libro del Éxodo

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:
«Cumpliremos todas la palabras que ha dicho el Señor».
Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos».
Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Esta es la sangre de la alianza que el Señor  ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».

R/. Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R/.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

Lectura de la carta a los Hebreos

Hermanos:
Cristo  ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el Señor—;
el que coma de este pan vivirá para siempre.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
Él envió a dos discípulos diciéndoles:
«Id a la ciudad , os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa donde entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.
Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí».
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron.
Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron para el monte de los olivos.

Oración de los fieles:

  • Te pedimos por la Iglesia, para que todos sus miembros, alimentados por tu Cuerpo y por tu Sangre, seamos testimonio de Caridad con nuestras vidas. Roguemos al Señor.
  • Te pedimos por los gobernantes, para que fomenten el bien común y la justicia social, con políticas que hagan posible que todos puedan disfrutar de sus derechos. Roguemos el Señor.
  • Pedimos por el voluntariado de Cáritas, para que sientan la fuerza del Espíritu y sepan dar respuesta a las necesidades de las personas que viven en situación de pobreza. Roguemos al Señor.
  • Pedimos por las personas que viven en situación de vulnerabilidad, fragilidad y sufrimiento, para que encuentren en ti su fuerza, y en nosotros las manos para acogerles y acompañarles en su camino de superación. Roguemos al señor.
  • Por nuestra comunidad, para que la comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo refuerce nuestra unión y nos señale el camino del testimonio de la Caridad. Roguemos al Señor.

Después de la comunión

En el Día de Caridad, te damos gracias, Jesús,
por alimentarnos de tu Cuerpo y Sangre,
para que seamos testimonio de Caridad.
Nos has puesto en este mundo
para suavizar el dolor de otras vidas,
para acompañar los malos momentos,
para ayudar a llevar el peso de la cruz.

Nos envías a repartir ternura,
la ternura der Dios,
a ser tu caricia para el prójimo herido,
a dar afecto, a potenciar al caído, a dar paz,
a crear espacios de fraternidad y encuentro,
a trabajar por la Justicia,
a consolar al doliente, a sanar las heridas
y amar a todos como lo hacía tú, Jesús.

Nos envías por el mundo, Jesús,
a llevar encarnada en nosotros,
la Buena Noticia de tu Amor,
a recordar que la fraternidad es posible
y que hacer un mundo mejor,
más humano y justo,
es una tarea a conseguir entre todos.