Noche Buena 2022

Pregón de Navidad

El pueblo caminaba en tinieblas….

  • Las tinieblas de la oscuridad.
  • Las tinieblas del miedo que nos envuelve.
  • Las tinieblas de no encontrar el camino.
  • Las tinieblas de caminar dando bandazos.
  • Las tinieblas de la superficialidad.
  • Las tinieblas de vivir encerrados en el egoísmo.
  • Las tinieblas que desvirtúan el verdadero sentido de la Navidad.

     ….y vio una gran luz:

  Habían pasado miles y miles de años
desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra
e hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza.
Miles y miles de años habían transcurrido
desde que cesó el diluvio
y el Altísimo hizo resplandecer el arcoiris,
signo de alianza y de paz.
En el 752 de la fundación de Roma,
durante la olimpiada 94,
en el año 42 del imperio de Octavio Augusto,
mientras en toda la tierra reinaba la paz,
en la sexta edad del mundo,
hace más de dos mil años,
en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel,
ocupado entonces por los romanos,
en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada,
de Santa María Virgen, esposa de José,
de la casa y familia de David,
nació Jesús, llamado Mesías y Cristo,
el Salvador que el pueblo esperaba.
Hermanos y hermanas, alegraos.
Esta es la buena noticia del ángel:
“Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.
¡Estáis invitados a la fiesta!

Saludo del sacerdote

Rito del perdón:

  • Pedimos perdón por la noche de la guerra y de todas las violencias. Señor, ten piedad.
  • Pedimos perdón por la noche de la desigualdad, de la indiferencia y de la insolidaridad. Cristo, ten piedad.
  • Pedimos perdón por la noche que genera todo afán de poder, todo afán de tener y todo afán por vivir en la vanidad. Señor, ten piedad.       

Ambientación a la Palabra:

1ª Lectura: Escuchamos, en la voz del profeta Isaías, el fin de la dominación enemiga gracias al nacimiento del príncipe de la paz. Nos presenta al Mesías de Dios perteneciente a la casa de David; cuya misión es la de traer la paz, el derecho y la justicia.
2ª Lectura: San Pablo nos anuncia que, en Jesús, Dios nos ha dado la salvación universal. Nosotros seremos testigos, no sólo de palabra, sino en nuestro vivir diario, de que Dios ha querido dársenos.
3ª Lectura: En el Evangelio, san Lucas, nos acerca la increíble humildad de este Príncipe de la Paz, salvación para toda la humanidad. Por eso, el salmo es una invitación a la alegría.

Lectura del libro de Isaías

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombra de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.
Porque la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de sangre
serán combustible, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre:
«Maravilla de Consejero, Dios fuerte,
Padre de eternidad, Príncipe de la paz».
Para dilatar el principado, con una paz sin límites,
sobre el trono de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo
con justicia y el derecho, desde ahora y por siempre.
El celo del Señor del universo lo realizará.

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Carta del apóstol san Pablo a Tito

Querido hermano:
Se han manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Bendición de las imágenes:

Oh Dios, Padre Santo, que has amado tanto al mundo, que le has enviado a tu Hijo Unigénito.
Dígnate bendecir estas imágenes que serán la alegría de nuestra comunidad y de nuestras familias. Que sostengan la fe los padres y de los adultos, reaviven la esperanza de los niños y aumente en todo el amor. Te los pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que nos ha salvado con su muerte y su resurrección y que siempre ruega por nosotros delante de ti. Amén.

Oración de los fieles, respondemos: Padre, ayúdanos a acoger a Jesús”

  • Pedimos por el Papa, por nuestros obispos y por toda la Iglesia universal, para que tengamos siempre una actitud de humildad con la que acoger la Buena Noticia manifestada en Jesús. Oremos.
  • Pedimos por los responsables de los pueblos, para que trabajen sin descanso por la dignidad de la persona en todos los rincones del mundo. Oremos.
  • Oremos por todos los creyentes en Jesús, para que no olvidemos que el Reino aparecido en el Niño de Belén no se hace realidad desde el poder, sino desde la sencillez de una vida solidaria. Oremos.
  • Por los que esta noche y, tantas otras a lo largo del año, la han pasado en soledad, para que encuentren en Belén y en los cristianos toda la ternura y acogida que les debemos. Oremos.
  • Oremos por los que como Jesús no tienen sitio en la posada de la vida: migrantes, refugiados, personas sin hogar. Oremos.
  • Pedimos por la paz. Son muchos los pueblos que sufren la locura siempre injusta de la guerra. Oremos por todas las víctimas y seamos constructores de paz con el Príncipe de la PAZ. Oremos.
  • Pedimos por todos los grupos de la Parroquia y cada uno de sus miembros, para que sigan entregando su tiempo y sus carismas con alegría a la comunidad. Oremos.

Ofertorio:  Alimentos, hoja del proyecto, bolsa de ropa, tapones, pan y vino.

Después de la comunión
Bienvenido, Señor, a este mundo
a todos los corazones de los pobres,
a las familias que no te conocen,
a los que no han oído hablar nunca de ti,
a los que están distraídos con otros dioses,
a todos los enfermos que hoy sienten dolor y soledad,
a los que tienen la familia rota,
a los que no tienen hoy nada que comer,
a los que el paro les tiene agobiados,
a los jubilados que se sienten sin misión
y a todos los seres humanos de cualquier lugar,
¡bienvenido a nuestro mundo, Jesús.
Haznos más hermanos, más niños,
más sencillos, más cercanos y más humanos,
más fraternos y más justos,
más divinos y más humanos.
Llénanos de tu amor.