Conmemoración de todos los fieles difuntos
Ambientación inicial:
Hoy nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía recordando a los difuntos que descansan en Dios. En nuestra oración por todos ellos, cada uno de nosotros recuerda, de modo especial, a aquellos que ha conocido y amado. Este hecho nos une en la misma experiencia: todos los que formamos esta comunidad hemos vivido de cerca la realidad de la muerte. Esta realidad nos une en Cristo, muerto y resucitado, que nos señala el camino de la vida eterna, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Bienvenidos.
Rito del perdón:
- Tú, que eres Camino, Verdad, y Vida. Señor, ten piedad.
- Tú, que eres el Hijo de Dios vivo. Cristo, ten piedad.
- Tú, que, venciendo a la muerte y al pecado, has resucitado de entre los muertos. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
El libro de las Lamentaciones nos dice que el creyente, aun en medio de la catástrofe, confía y espera en Dios. San Pablo, en la segunda lectura, afirma que estar bautizado en Cristo es morir al pecado, al hombre viejo, para andar en una vida nueva. Juan, en el evangelio, nos presenta a Jesús como Camino, Verdad y Vida.
Lectura del libro de las Lamentaciones
He perdido la paz,
me he olvidado de la dicha;
me dije: «Ha sucumbido mi esplendor
y mi esperanza en el Señor».
Recordar mi aflicción y mi vida errante,
es ajenjo y venenoso;
no dejo de pensar en ello,
estoy desolado;
hay algo que traigo a la memoria
por eso esperaré:
que no se agota la bondad del Señor,
no se acaba su misericordia;
se renuevan cada mañana:
¡qué grande es tu fidelidad!;
me digo: «¡Mi lote es el Señor,
por eso esperaré en él!».
El Señor es bueno para quien espera en él,
para quien lo busca;
es bueno esperar en silencio
la salvación del Señor.
R/. Espero en el Señor, espero en su palabra.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. R/.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R/.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R/.
Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
Hermanos:
¿Sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado, porque quien muere ha quedado libre del pecado.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
Oración de los fieles, respondemos: “PADRE, ESCÚCHANOS”.
- Por todos nuestros parientes difuntos, padres, hermanos familiares todos, que creyeron en Cristo y esperaron, pese a sus debilidades, participar en la Resurrección. Oremos.
- Por todos los que murieron sin conocer explícitamente la vida y verdad de Cristo, pero vivieron el misterio pascual de manera sólo por Dios conocido, para que los haya introducido en la ciudad de la comunión. Oremos.
- Por todos los difuntos de nuestra Parroquia, para que Dios nuestro Padre los libre para siempre de todo mal, de todo dolor y les admita en su Reino de luz y de paz. Oremos.
- Por todos los que dieron su vida con generosidad por una causa justa, para que el Señor los introduzca en la ciudad del amor pleno. Oremos.
- Pedimos que desaparezcan del mundo las lacras del hambre, de la guerra, de la injusticia y de todo tipo de violencia que provocan tanta muerte, tanto dolor y tantas lágrimas sin sentido. Oremos
- Por todos nosotros, para que aprendamos que la fecundidad de la vida no se mide por los años sino por los valores de una vida puesta al servicio de los demás. Oremos.
Oración después de la comunión
Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver el Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.