Domingo XXVII del Tiempo Ordinario ciclo C
Ambientación inicial:
La eucaristía que vamos a celebrar no es solo un rito, es la experiencia profunde de una comunidad de seguidores y de seguidoras de la persona de Jesús de Nazaret, verdadero hombre y verdadero Dios, que nos invita a hacer memoria de su vida de su muerte y de su resurrección. Y también, hoy, recordamos la celebración de la jornada del Migrante y Refugiado. Bienvenidos.
Rito del perdón:
- Por dudar de nuestra fe y estar lejos de lo que Dios quiere de nosotros. Señor, ten piedad.
- Por vivir la fe desde la pereza, desde la comodidad, desde la desgana. Cristo, ten piedad.
- Por no motivar a nuestros hermanos ni aumentar su fe con nuestras obras de cada día. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
El Señor nunca abandona a su pueblo ni se olvida de cualquier persona que haya hecho opción sincera por seguir los pasos del Maestro. Esto nos lleva a hacer lo que tenemos que hacer, aunque nos parezca inútil, ineficaz y poco apreciable. Es recuperar el sentido gratuito de la vida, del deber y de la responsabilidad.
Lectura de la profecía de Habacuc.
¿HASTA cuándo, Señor,
pediré auxilio sin que me oigas,
te gritaré: ¡Violencia!,
sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes
y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí
destrucción y violencia,
y surgen disputas
y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
Escribe la visión y grábala
en tablillas, que se lea de corrido;
pues la visión tiene un plazo,
pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella,
pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá.
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
QUERIDO hermano:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús.
Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Aleluya, aleluya, aleluya
La palabra del señor permanece para siempre; esta es la palabra del Evangelio que os ha sido anunciada.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: «Enseguida, ven y ponte a la mesa»?¿No le diréis más bien: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer»».
Oración de los fieles, respondemos, “SEÑOR, FORTALECE NUESTRA FE”
- Por la Iglesia y por todos los que anuncian el Evangelio, para que sean testigos valientes, humildes y perseverantes en un mundo cansado de palabras. Oremos.
- Por todos los pueblos que sufren guerras, violencia o abandono, para que haya corazones que sigan creyendo, ayudando y sembrando justicia. Oremos.
- Por quienes sienten que su fe es débil o pequeña, para que descubran que incluso “un granito de mostaza” puede transformar la vida. Oremos.
- Por los jóvenes y por quienes se sienten lejos de la Iglesia o desconectados de Dios, para que encuentren comunidades que acojan, espacios donde puedan reavivar su fe con libertad y alegría. Oremos.
- Por nuestra comunidad, nuestras familias y nuestro entorno, para que no vivamos una fe dormida o pasiva, sino una fe comprometida, sembrada con gestos de servicio, amor y humildad. Oremos.
Oración después de la comunión
La fe adulta ni se pesa ni se mide.
La fe adulta es vida y experiencia;
se acoge en el corazón y
se descubre en las personas más sencillas.
La fe es regalo, es sentido de la vida
y es bien hacer para el buen vivir.
Cosa diferente es la religión
en la que se otorgan prebendas,
se reparten puestos de prestigio,
se valoran lo méritos personales
y lo importante se deja para el final.
La fe adulta ni se pesa ni se mide.
Es como el aire que respiro,
como la música que suena dentro de ti.
Como el alimento necesario y
la bebida que te hace sudar lágrimas de dolor
por el sufrimiento de las personas sufridoras de este mundo.