Domingo V de Pascua ciclo B-2024
Ambientación inicial:
Este quinto domingo nos invita a permanecer unidos al Señor. La metáfora de la vid y los sarmientos nos habla de unión, de vida, de flujo de savia, de novedad, de revitalización y transformación continua. Permanecer unidos implica cuidar y reavivar permanentemente las relaciones de comunión con Jesús, y a través de él con el Padre y los hermanos. Bienvenidos a la fiesta de la vida, la fiesta de la fraternidad.
Rito del perdón:
- Por las veces que nos alejamos de Jesús. Señor, ten piedad.
- Por no vivir fuertemente unidos a Jesús. Cristo, ten piedad.
- Por no ser abundantes en buenas obras. Señor, ten piedad.
Ambientación a la palabra:
La primera lectura nos presenta a Pablo, tras su conversión, predicando con gran entusiasmo la persona y el mensaje de Jesús. La segunda lectura nos invita a vivir como hijos de Dios, lo que conlleva desplegar el amor en su doble dimensión, el amor a Dios y el amor a los hermanos, El evangelio nos sumerge en la metáfora de la vid y los sarmientos como imagen de la relación de los discípulos con Jesús, relación que se define con dos verbos: permanecer y dar fruto.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
EN aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera discípulo.
Entonces Bernabé, tomándolo consigo, lo presentó a los apóstoles y Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había actuado valientemente en el nombre de Jesús.
Saulo se quedó con ellos y se movía con libertad en Jerusalén, actuando valientemente en el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los helenistas, que se propusieron matarlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre! R/.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.
Mi descendencia lo servirá;
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor». R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.
HIJOS míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo.
Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.
Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Aleluya, aleluya, aleluya
Permaneced en mí, y yo en vosotros —dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante. R/.
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Oración de los fieles:
- Por la Iglesia, para que sea fuente de vida, cuide de la creación y lleve el mensaje de la salvación a todos los pueblos. Roguemos al Señor.
- Por nuestros gobernantes, para que reconozcan que los bienes de la tierra son para el bien de todos y procuren que sean distribuidos con justicia y a nadie le falte lo necesario. Roguemos al Señor.
- Por todas las personas que trabajan el campo, la ganadería, la pesca, que nos proveen de los alimentos necesarios, para que su trabajo sea reconocido y valorado. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren el paro, el trabajo sin condiciones dignas, para que el acceso a un trabajo decente sea defendido, protegido y fomentado en todas las sociedades. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que permanezcamos unidos a ti, como los sarmientos a la vid, y demos frutos de paz, de justicia y fraternidad. Roguemos al Señor.
Por los que han muerto confiando en la misericordia del Señor, para que gocen de su vida eterna y de su amor. Roguemos al Señor
Oración después de la comunión:
Ahí está el árbol de la Comunidad.
Él es nosotros porque nosotros estamos en él
como Tú, Señor, estás en nosotros
y nosotros en ti, Árbol de salvación.
A su sombra hemos sido llamados,
crecemos, cantamos, somos podados,
florecemos y fructificamos.
Un mismo sol nos alumbra,
una misma sombra nos reconforta,
una misma savia circula por dentro,
unas flores, unos frutos.
La paloma del Espíritu reposa complacida
en su ramas acogedoras y apremiantes.
Si el Espíritu anida en el árbol de la Comunidad,
ningún vendaval podrá con nosotros.
Si el Espíritu alimenta el árbol de la Comunidad,
el pedrisco no malogrará nuestros frutos.
Si el Espíritu revolotea de rama en rama,
si llega hasta los brotes más tiernos y débiles,
si retoña y verdea, es Árbol de Vida.
Es el Árbol de la Comunidad.