Domingo XXXII Ciclo B
Ambientación inicial:
Hermanos: bienvenidos a la celebración eucarística. Hoy celebramos el Día de la Iglesia Diocesana bajo el lema: “Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo, con tu oración, tu tiempo, tus cualidades, tu apoyo económico En el seno de nuestra comunidad es donde recibimos los sacramentos, compartimos y vivimos nuestra fe. Cuidemos y fortalezcamos nuestro sentido de pertenencia con la Iglesia.
Rito del perdón:
- Por las veces que somos vanidosos y nos gustan los primeros puestos y las alabanzas. Señor, ten piedad.
- Por las veces que sólo nos preocupamos de las apariencias. Cristo ten piedad.
- Porque somos creyentes practicantes pero, a menudo, nuestro culto está vacío de Evangelio. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
¿Cuál es el culto que Dios quiere? Desea que confiemos en Él. Así lo vemos en la viuda de la primera lectura que, a pesar de las dificultades, confía en la palabra del profeta Elías. Y así nos lo hace ver Jesús en el Evangelio, alabando a una viuda pobre que dio de limosna para el templo lo poco que tenía para vivir. La fe se juega en la autenticidad del corazón que confía en Dios.
Lectura del primer libro de los Reyes. 1 Re 17, 10-16
EN aquellos días, se alzó el profeta Elías y fue a Sarepta. Traspasaba la puerta de la ciudad en el momento en el que una mujer viuda recogía por allí leña.
«Tráeme un poco de agua en el jarro, por favor, y beberé».
«Tráeme, por favor, en tu mano un trozo de pan».
«Vive el Señor, tu Dios, que no me queda pan cocido; solo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos».
«No temas. Entra y haz como has dicho, pero antes prepárame con la harina una pequeña torta y tráemela. Para ti y tu hijo la harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel:
Ella se fue y obró según la palabra de Elías, y comieron él, ella y su familia.
Salmo: Sal 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10
R. Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
Lectura de la carta a los Hebreos. Heb 9, 24-28
CRISTO entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 12, 38-44
EN aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Oración de los fieles:
- Por el Papa y los pastores de nuestra Iglesia, para que sean reflejo del amor misericordioso de Dios en cada acto. Roguemos al Señor.
- Por la Iglesia, para que sea imagen de Dios en todos los rincones, ambientes y realidades. Roguemos al Señor.
- Por nuestra Diócesis, nuestra familia en la fe, para que sepa trabajar la “sinodalidad” y transmita la alegría del Evangelio a toda la sociedad. Roguemos al Señor.
- Por las comunidades parroquiales que pasan especiales dificultades o problemas en su caminar diario, para que sepan ser fieles al amor de Dios, en el servicio a los hermanos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y los que sufren, para que sean centro y prioridad de nuestras parroquias y sepamos acogerlos y acompañarlos con sabiduría. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad, formada por aquellos que esperamos en Cristo un “cielo nuevo y una tierra nueva”, para que sepamos ser ejemplo de confianza en Dios que sostiene a la viuda y al huérfano”. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:
Hay muchas alegrías:
una la de cargar con muchos beneficios
y otra la de danzar una existencia libre.
Una la de vivir rodeado de prestigio
y otra la de admirar todos los milagros.
Una la de empuñar el poder respetado
y otra la de estrechar la mano del pobre.
Una la de hincharse repleto de fortaleza
y otra la de irse disolviendo en el amor.
Una la de acumular los regalos de la suerte
y otra la de ser una dicha para los demás.
Una la de construir el propio yo
y otra la de regalarlo sin balanzas ni contratos.
Una es la alegría codiciada, pasajera que llevamos,
y otra es la alegría regalada, eterna que nos lleva.