FESTIVIDAD DEL APÓSTOL SANTIAGO
Ambientación inicial:
Celebramos la fiesta de apóstol Santiago, patrono de nuestro país. Él nos anima a hacer el camino de la peregrinación sirviendo a nuestros hermanos y nos enseña a testimoniarla incluso con el martirio. Así podremos beber, como él, el cáliz del Señor y unirnos a Él con una muerte como la suya. Los apóstoles dan testimonio de La Resurrección del Señor y proclaman con mucho valor que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Que la celebración de la Eucaristía nos ayude a ser cada día más fieles a la llamada del Señor.
Rito del perdón:
- Por las veces que no somos fieles a nuestras raíces cristianas: Señor, ten piedad.
- Por las veces que nos encerramos en nuestras ambiciones y egoísmos. Cristo, ten piedad.
- Porque no obedecemos a Dios antes que a los hombres. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
La primera lectura, del libro de los Hechos, narra cómo la misión de Jesús tiene su continuidad en la acción de la Iglesia, animada por el Espíritu. San Pablo, en la carta a los Corintios, afirma que la acción evangelizadora no puede tener otro interés que el afán de hacer el bien y servir a los hermanos. Lo mismo que afirmará Jesús en el evangelio.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles Hch 4, 33; 5,12.27 – 33; 12, 2
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado.
Por mano de los apóstoles se realizaban muchos signo y prodigios en medio del pueblo.
Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón.
Les hicieron comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En, Habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
Salmo 66, 2 – 3. 5. 7 – 8
Oh, Dios, que te alaben los pueblo,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2 Cor 4, 7 – 15
Hermanos:
Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.
Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados, perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo, la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.
Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo Mt 20, 20 – 28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?»
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Oración de los fieles:
- Por la paz entre las naciones, para que entre todos hagamos posible el diálogo, el entendimiento y las relaciones justas. Roguemos al Señor.
- Por las Iglesias peregrinas de nuestro mundo, para que no se cansen de ofrecer a todas las personas la misericordia y la compasión de Dios como contenido de la evangelización. Roguemos al Señor.
- Por nuestro país, para que nuestro santo patrón nos ayude a encontrar salida a las diferentes crisis y a establecer formas de vida solidaria, favoreciendo la convivencia y la fraternidad. Roguemos al Señor.
- Por los peregrinos y peregrinas que buscan en el camino de Santiago los cambios de su vida para ser más felices, para que encuentren en el evangelio y en el testimonio cristiano una forma de seguir a Jesucristo. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, los ancianos, los más débiles, para que se sientan acogidos por las comunidades cristianas. Roguemos al Señor.
- Por cuantos cada día ofrecen su testimonio silencioso y por los que han dado su vida por la fe y el amor a los hermanos. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:
A mis buenos compañeros
mi madre ha puesto nerviosos.
También ellos, ambiciosos,
querrían ser primeros.
Dame la gracia, Señor,
de vivir en el servicio.
Líbrame, Señor, del vicio
de querer ser el mayor.
Para tus pasos seguir
enséñame a comprender
que siempre el mayor poder
es el poder de servir.
Valga de lección, Señor,
para nuestros sucesores:
que pongan ser servidores
delante de todo honor.
Seguirte a ti hasta la muerte
no es hacer una carrera,
sino dar la vida entera
y correr tu misma suerte.
¿Príncipes o principales?
Nunca. Que nuestro deber
es el oficio de ser
testigos tuyos cabales.
Quiero en la carga y el cargo
sufrir y morir de amor,
y si tú quieres, Señor,
beber tu cáliz amargo.