VIGILIA PASCUAL
Ambientación inicial:
Hoy celebramos la vida que viene de Dios. Una vida que va más allá de la muerte, que nos convierte en hermanos y miembros de la Iglesia y, además, nos moviliza ante el sufrimiento del prójimo. Estos días hemos recorrido, junta a Jesús, el camino de la cruz, y hoy celebramos su resurrección: toda una oferta de vida nueva y una invitación para la misión universal.
Que la luz de Dios y la claridad de la fe nos ayuden a seguir el camino de Jesús. Comenzamos la celebración central de la Iglesia: La Vigilia Pascual. Bienvenidos.
Procesión con el Cirio:
Gracias a Dios hemos encontrado la luz de la vida y la esperanza Al recibir esta luz podemos iluminar nuestra vida y dirigirla por donde Dios nos vaya indicando. También, con la luz de Cristo y el acompañamiento de la comunidad podemos ayudar a otros a caminar por la vida sin tropezar ni perderse.
Pregón pascual:
Lector: Todas las fiestas comienzan con un pregón; las de Pascua también; es el pregón pascual que ahora vamos a escuchar. En él expresamos nuestro reconocimiento y gratitud, a la vez que se nos anuncian las maravillas que Dios ha realizado y realizará.
Ambientación a la Palabra:
Las lecturas de esta noche son un recorrido por la historia de Dios con su pueblo. Toda una historia de salvación cargada de luces y sombras pero, al mismo tiempo, maravillosa, porque Dios siempre ha llevado de la mano a su pueblo y lo ha bendecido. La resurrección de su hijo Jesús es el punto culminante de la historia de la Salvación. Un acontecimiento que llega hasta nosotros y da sentido a nuestra vida.
Génesis, 1
La Creación es el gran pórtico que presenta la obra de Dios en el mundo. El mundo no es malo, no es un engendro de un semidiós, sino que existe por voluntad divina; y Dios lo hace todo bueno
Génesis, 22
Aquí aparecen las promesas a Abrahán. Dios le pide en sacrificio el hijo de la promesa. La salvación del hijo, que pone a prueba la obediencia de Abrahán, es testigo permanente de que Dios no quiere la muerte del inocente.
Éxodo, 14
Un pueblo saldrá de esta promesa que, tras la opresión, pasará, en la noche santa de la Pascua a la gran liberación, paradigma de todas las liberaciones: el Faraón y todos los faraones de todos los tiempos, crean dolor y esclavitad; solo Dios da la libertad y la salvación.
Ezequiel, 36
Dios ha ligado su nombre y su destino al de su pueblo; para salvaguardar su nombre rescatará a Israel. No sólo reunirá y purificará a su pueblo, sino que lo recreará. Dios es la novedad: “nos dará un corazón y un espíritu nuevo”. No somos pueblo de esclavos, sino somos el pueblo de Dios.
San Pablo a los Romanos, 6
Nuestra vieja condición ha sido crucificada en Cristo. ¡Somos criaturas nuevas! El Bautismo no es un rito social, sino la participación en la muerte y resurrección salvíficas de Cristo.
Liturgia bautismal:
La vida nueva a la que estamos llamados en Cristo se ha realizado en nosotros por medio del bautismo. Por él hemos participado en la muerte y resurrección de Cristo y hemos sido incorporados a la comunidad de aquellos que llamamos a Dios Padre. Somos hijos suyos, hermanos de Cristo, y hermanos de todos los hombres.
Oración de los fieles, respondemos: “AMÉN, ALELUYA”
- Para que la Iglesia sepa dar testimonio de tu Resurrección. Oremos.
- Para que los pueblos se abran a la paz que tú nos ofreces. Oremos.
- Para que a los enfermos, a los pobres y a todos los que sufren les llegue la fuerza y la alegría de tu Resurrección. Oremos.
- Para que cuantos sinceramente te buscan lleguen a encontrarte. Oremos.
- Para que todos los creyentes pongan donde hay desesperanza y muerte semillas de resurrección. Oremos.
- Para que nuestros seres queridos y todos los difuntos participen ya de la plenitud de la Pascua. Oremos.
- Para que todos nosotros comulguemos plenamente de tu muerte y tu resurrección. Oremos.
Después de la comunión
Es hora de salir al balcón de la vida,
mirar el horizonte,
despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de romper viejos esquemas,
escuchar en silencio la Noticia
y emprender nuevas tareas en la vida.
Es hora de comenzar nuevos caminos,
arriesgarlo todo y apostar por Dios
y por la familia humana.
Es hora de la Pascua
de la resurrección,
de la alegría…
Es hora de combatir el mundo entero,
empezando por cambiar nosotros mismos.