Domingo XXXI del Tiempo Ordinario ciclo B
Ambientación inicial:
Bienvenidos a la celebración. Hoy escucharemos el Mandamiento principal de la ley de Dios, el mandamiento del Amor. Todos estamos llamados a vivirlo, sin importar la edad, la formación o el trabajo. Estamos llamados a hacer de este Evangelio norma de nuestra vida; norma en nuestra relación con Dios y con los demás. Sin amor la vida es inútil,
Rito del perdón:
- Tú que eres perdón y vida. Señor, ten piedad.
- Tú que eres reconciliación y ternura. Cristo, ten piedad.
- Tú que eres consuelo y gracia. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
El amor es uno solo: amar a Dios supone amar al prójimo y amar al prójimo supone amar a Dios. Una y otra son una única realidad integral que todo lo tiñe, lo reviste, lo informa, lo conforma. Sin amor, dice San Pablo, nada vale nada y todo se esfuma con el viento de la vida. Sin amor, la vida es inútil, aunque no muera.
Lectura del libro del Deuteronomio
Moisés habló al pueblo diciendo:
«Teme al Señor, tu Dios, tú, tus hijos y nietos, y observa todos sus mandatos y preceptos, que yo te mando, todos los días de tu vida, a fin de que se prolonguen tus días. Escucha, pues, Israel, y esmérate en practicarlos, a fin de que te vaya bien y te multipliques, como te prometió el Señor, Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel.
Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo.
Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón».
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/
Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
Tú, diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos:
Ha habido multitud de sacerdotes de la anterior Alianza, porque la muerte les impedía permanecer; en cambio, Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó.
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Oración de los fieles:
- Para que la Iglesia y nuestra comunidad sean espacio de amor, de ternura, de compasión, de misericordia y de esperanza para todos los hombre y mujeres nuestros hermanos. Roguemos al Señor.
- Pedimos por todos los ciudadanos, para que cada uno desde su puesto en la vida, se sienta protagonista de la historia y trabaje por un mundo mejor y una vida más digna. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren, por los que no se sienten queridos, por los alejados de su familia, por los que son invisibles para la sociedad, por los migrantes, por los que son explotados. Roguemos al Señor.
- Por los que buscan con sincero corazón Dios, para que un día profesen con los labios y con su vida que Dios es amor. Roguemos al Señor.
- Por los que nos hemos reunido para celebrar el día del Señor, para que sepamos vivir desde Él y desde el corazón, con amor sincero, cada momento de nuestra vida. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión
Si trabajas, trabaja con amor.
Si hablas, habla con amor.
Si corriges, corrige con amor.
Si ayudas, ayuda con amor.
Si perdonas, perdona con amor.
Si te entregas, entrégate con amor.
Si compartes comparte con amor.
Si escuchas, escucha con amor.
Si lees, lee con amor.
Si vives, vive con amor.
Si das, da con amor.
Si creas, crea con amor.
Si acoges, acoge con amor.
Si oras, ora con amor.
Me lo dijiste Tú,
y aquí estoy así, Señor, con amor.