Domingo V de Cuaresma ciclo B 2024
Ambientación inicial:
Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Nos vamos acercando a la Pascua. El camino cuaresmal nos ha ayudado a acercarnos a Jesús y a renovar nuestra vida cristiana. Queremos ser y actuar como Él. Su amor es más fuerte que la muerte y su vida es siempre un signo de entrega por todos. ´Como el grano de trigo, Jesús, es quien da la vida en abundancia. Esa ha de ser nuestra actitud, hacernos servidores de su Palabra y de su entrega para que todos tangan vida en abundancia.
Celebramos, también, el Día del Seminario, pediremos por los que se preparan al sacerdocio y para que surjan nuevas vocaciones sacerdotales.
Rito del perdón:
- Tú que `perdonas nuestras culpas y no recuerdas nuestro pecado. Señor, ten piedad.
- Tú que eres salvación eterna para todos los que te obedecen. Cristo, ten piedad.
- Tú, que con tu entrega nos enseñaste a hacer de nuestra vida una entrega generosa por los demás. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra
Las lecturas de este domingo nos sitúan ante la celebración de la Pascua. Jesús es como el grano de trigo que se entrega, hasta el extremo, para dar fruto abundante. Su cruz es el signo supremo de triunfo porque el amor no tiene límites y, al contemplar la cruz, descubrimos el amor de Dios que, sufriendo, nos enseña a vivir, a amar y a entregarnos. Este es el pacto de amor de Dios para con nosotros.
Lectura del libro de Jeremías.
Ya llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—.
Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.
R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial.
Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
«Señor, queremos ver a Jesús».
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó:
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrara
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre».
Entonces vino una voz del cielo:
«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».
La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un true no; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo:
«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Oración de los fieles:
- Pedimos por la Iglesia, por el Papa, los Obispos, los sacerdotes y todo el pueblo de Dios, para que seamos signos y testimonio de la alianza de Dios con los hombres y vivamos con entrega y pasión nuestra vocación. Roguemos al Señor.
- Por los que tienen el servicio del gobierno, para que desempeñen su responsabilidad teniendo presentes las necesidades de todos, especialmente de los más pobres. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren en nuestro mundo a causa de la enfermedad, la pobreza, la desolación, la marginación, para que encuentren siempre en la Iglesia un motivo de esperanza y acompañamiento. Roguemos al Señor.
- Por los seminaristas, los niños y jóvenes de nuestra diócesis, para que atentos a tu voz, sean capaces de escuchar tu llamada y se abran al don de una vida al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Por cada uno de nosotros, para que, viviendo con alegría y compromiso nuestra vocación, seamos portadores de la alegría de la fe y el seguimiento de Cristo. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión:
Concédenos, Señor, perseverar
en el cumplimiento de tu voluntad,
para ser cada día más libres,
para complicarnos la vida amando,
para salir de las rutinas que nos acomodan.
Para abandonar prejuicios,
para tratar con respeto a todos,
perdonar a quien nos ofende
y amar a quien más nos cuesta.
Que tu bondad se haga presente
en la vida de quienes nos rodean
y no seamos obstáculo ni motivo de sufrimiento,