Domingo V del Tiempo Ordinario ciclo B

Ambientación inicial

Bienvenidos a la celebración eucarística. Hoy nos ponemos en posición de búsqueda de Jesús. Las lecturas nos ayudarán a situarnos ante el dolor de tanta gente que sufre y que no encuentra consuelo. En un mundo muchas veces confuso y complicado, Jesús brilla con luz propia para darnos vida, amor y esperanza; Jesús se acerca a todos con poder sanador, liberador y nos deja claro que ha venido a traer la salvación al mundo entero. Él sanará los corazones destrozados.

Rito del perdón:
  • Tú, que has hecho los cielos, el mar y cuanto contiene. Señor, ten piedad.
  • Tú, que haces justicia a los oprimidos y das pan a los hambrientos. Cristo, ten piedad.
  • Tú, que enderezas a los que ya se doblan y amas a los que practican la justicia. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

El libro de Job nos cuestiona sobre el sufrimiento y el aparente vacío de la vida. Para el cristiano, esta necesidad de sentido se sacia en la persona, mensaje y salvación que se cumplen en Jesús, al que Pablo siente la necesidad imperiosa de anunciar. El evangelio nos trae un aire fresco y liberador al narrar las numerosas curaciones que realiza Jesús.

Lectura del libro del Job 7, 1-4. 6-7

Job habló diciendo:
«¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los de un jornalero?;
como el esclavo, suspira por la sombra;
como el jornalero , aguarda su salario.
Mi herencia han sido meses baldíos,
me han asignado noches de fatiga.
Al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?
Se me hace eterna la noche
y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Corren mis días más que la lanzadera,
se van consumiendo faltos de esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo,
que mis ojos no verán más la dicha».

R/.     Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.

El sana los corazones destrozados,
venda las heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga.
Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio.
Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí, que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Oración de los fieles:
  • Por la Iglesia, para que sea comunidad de reconciliación en un mundo en el que con frecuencia se busca la confrontación. Oremos.
  • Por el mundo de la sanidad, por los enfermos y sus familias, para que sean atendidos y aliviados con calidad y todos los medios y profesionales necesarios. Oremos.
  • Por los que buscan un sentido a su vida y no lo encuentran. Oremos.
  • Por los que sufren, las personas más solas y desamparadas, los que padecen las consecuencias de la violencia y las guerras, para que la solidaridad cristiana les auxilie y cuide. Oremos.  
  • Por quienes legislan y gobiernan las naciones, para que las leyes posibiliten y promuevan estilos de vida más ecológicos, solidarios y justos. Oremos.
  • Por nuestra comunidad, para que aprendamos a salir de nosotros mismos y sepamos ponernos en el lugar del otro. Oremos.
Oración después de la comunión:

Que mi mirada, Señor,
no se aparte de las personas que me rodean,
que no ignore sus llamadas de necesidad o de amor,
que no ignore sus necesidades,
que no sea indiferente a sus historias personales.
Muéstrame, Señor, a mi prójimo en el que tú vives
y enséñame a amarlo con el corazón abierto,
amarlos en sus sufrimientos y alegría,
en sus angustias y esperanzas,
en sus tristezas y gozos,
de manera que su dolor y su deleite
sean también parte de mi vida.
Enséñame, Señor, a amar como tú amas.