Domingo IV del Tiempo Ordinario ciclo B
Ambientación inicial:
Bienvenidos a la Eucaristía en la que la novedad se hace presente. Los testigos de la predicación de Jesús decían: Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Ojalá hoy no vivamos esta eucaristía como una más y abramos nuestro corazón y nuestra mente a la novedad que nos trae la Palabra del Señor y que interpela nuestra vida a salir hacia caminos nuevos.
Rito del perdón:
- Señor, Tú que nos llamas a proclamar tu Palabra. Señor, ten piedad.
- Cristo, Tú que anunciaste una Buena Noticia llena de Novedad. Cristo, ten piedad.
- Señor, Tú que nos invitas a realizar tus gestos sanadores y liberadores. Señor, ten piedad.
Ambientación a la palabra:
Las lecturas de hoy, especialmente la primera, son una llamada a salir de nosotros mismos y renovar nuestra vocación profética, denunciando el mal y proponiendo caminos de esperanza. El evangelio, junto a la llamada a anunciar la Buena Noticia, nos exhorta a ejercer la cultura del cuidado con gestos sanadores. Según san Pablo, todo ello hecho desde la vocación a la que hemos sido llamados.
Lectura del libro del Deuteronomio
Moisés habló al pueblo diciendo:
«El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor mi Dios, ni quiero ver más ese gran fuego, para no morir”.
El Señor me respondió: “Está bien lo que han dicho. Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande. Yo mismo pediré cuentas a quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandad, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”».
R/: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Os digo a todo esto para vuestro bien; no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió por todas partes, alcanzado la comarca entera de Galilea.
Oración de los fieles:
- Señor Jesús, te pedimos por la Iglesia, por todos los bautizados para que se tomen en serio su misión de ser sembradores del Reino, constructores de una sociedad justa y humana. Oremos.
- Te pedimos por las personas que no encuentran trabajo, por las familias con problemas económicos, para que encuentren en Ti su fortaleza y en nosotros solidaridad y acogida. Oremos.
- Por los que no ven respetados sus derechos fundamentales, para que los gobiernos trabajen por el desarrollo integral de todas las naciones. Oremos.
- Señor Jesús, te pedimos la fuerza de tu Espíritu para saber ir contracorriente y poner en práctica el nuevo estilo de vida que nos propone el Evangelio. Oremos
- Te pedimos por la paz en el mundo, para que acabe pronto toda situación de violencia y hagas de nosotros instrumentos de tu Paz allí donde estemos. Oremos.
Oración después de la comunión:
Espíritu Divino, Espíritu de Jesús,
Espíritu de la Sinagoga de Nazaret.
Tú que eres el Espíritu de los pobres,
y de los que han sido ungidos para luchar con ellos, ven.
Rompe las murallas que nos separan de los pobres,
derriba nuestras puertas atrancadas,
abre todas las ventanas,
y déjanos indefensos ante Ti, ante ellos.
Ven, ven sin tardar,
úngeme con tu aceite santo, que eres Tú mismo,
unge mi alma y empápala.
Espíritu de Jesús, Espíritu de los pobres,
empapa mi alma con tu amor, Espíritu liberador.
Y después, envíame, envíame a los pobres,
a llevarlos la alegría y la dignidad de Jesús,
a darles lo que les debemos en justicia,
para hacer un mundo nuevo a tu medida, el mundo del Espíritu.