Domingo XXXI del Tiempo Ordinario ciclo C
Ambientación inicial:
Dios es amigo de la vida: Dios es el amigo de las personas. Dios no quiere la muerte de nadie, sino que todos nos desarrollemos como personas y alcancemos nuestras pequeñas metas. No estamos condenados a repetir nuestros errores y pecados, sino que podemos cambiar. Zaqueo, nos dice el Evangelio, hospedó a Jesús y cambió. Nosotros podemos acoger a Jesús para que cambie nuestra vida. Él vino, y sigue viniendo hoy, a buscar y salvar lo que estaba perdido.
Rito del perdón:
- Porque juzgamos con dureza. Señor, ten piedad.
- Porque etiquetamos a la gente. Cristo, ten piedad.
- Porque nos cuesta aceptar que las personas pueden cambiar. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
El libro de la Sabiduría nos invita a contemplar a Dios como “amigo de la vida”, que la sostiene y la promueve. Estamos en buenas manos, las manos de Dios. La historia y el futuro pertenece a Dios. Por eso no podemos juzgarnos con dureza unos a otros ni condenar en vida a nadie.
Lectura del libro de la Sabiduría.
Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza, como gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.
¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?, o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.
Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas.
Por eso corriges poco a poco a los que caen, los reprendes y les recuerdas su pecado, para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío mi rey.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.
Hermanos:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no per dais fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Oración de los fieles:
- Por la Iglesia, para que sea una comunidad acogedora que lleve a Cristo a cuantos quieran acercarse a él. Roguemos al Señor.
- Señor, Tú que creaste las criaturas buenas y bellas, danos una mirada limpia y dispuesta siempre a la alabanza por el mundo que nos regalaste. Roguemos al Señor.
- Señor, que tu luz maravillosa ilumine nuestra mirada y no vayamos tras las luces engañosas que quieren apartarnos de ti. Roguemos al Señor.
- Pedimos por cuantos buscan sentido a su vida, por cuantos necesitan ser perdonados y recuperados. Roguemos al Señor.
- Por las personas sin hogar, para que políticas justas y solidarias pongan solución a este problema. Roguemos al Señor.
- Y hoy pedimos por aquellos por los que nadie reza ni se acuerda. Roguemos al Señor.
Después de la comunión
Señor, todos los días
encuentro alguna persona que me pide un trocito
de lo que tengo y de lo que soy:
Un extranjero que me pide hospitalidad,
un anciano que busca un poco de compañía.
Un niño perdido que me pide una sonrisa,
un vagabundo que quiere una moneda,
una mujer que llora
porque ha sido maltratada,
un muchacho drogodependiente,
que quiere dinero para comprar droga,
un amigo que sufre porque ha fracasado su amor,
un joven desesperado porque no encuentra trabajo.
Ayúdame, Señor,
a ser siempre una mano que da,
un corazón que acoge,
un rostro que sonríe,
para sentirme solidario
con todos con quienes me encuentro.