Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo

Ambientación inicial:

Hoy celebramos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Acaba así el tiempo ordinario y el próximo domingo iniciaremos el Tiempo de Adviento. En este domingo se nos invita a meditar sobre el reinado de Jesús. Él es rey. Pero no lo es como los reyes de este mundo; su reinado se ejerce de manera muy distinta. Debemos aprender de Él: es necesario mirarle, ver qué hace, qué dice, cómo actúa. A lo largo del año hemos reflexionado sobre el sentido del discipulado, del seguimiento de Jesús. Hemos aprendido de Él lo que es servir, entregar la vida por amor, la capacidad de tender la mano a los más débiles, a los más pobres, a los más abandonados. Con actitud agradecida comenzamos la celebración.

Rito del Perdón:
  • Pedimos perdón por las veces que queremos ser reyes con nuestra soberbia, nuestro egoísmo y vanidad. Señor, ten piedad.
  • Pedimos perdón por las veces que por pereza o comodidad hemos dejado de servir. Cristo, ten piedad.
  • Pedimos perdón por las veces que somos poco solidarios con los que peor lo están pasando. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

Cuando vemos cómo está nuestro mundo necesitamos alimentar la esperanza de que otra forma de convivencia es posible. ¿Quién y cómo la hará realidad? A esa inquietud pretende dar respuesta un tipo de literatura que habla del futuro como cambio del presente. Dios asumirá su dirección, pero no la impondrá. Cultivará en nosotros convicciones interiores hasta hacernos cambiar el corazón y así haremos un mundo nuevo.

Lectura de la profecía de Daniel. Dan 7, 13-14

Seguí mirando. Y en mi visión nocturna
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.

Salmo. Sal 92, 1ab. 1c-2. 5

R. El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.

Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 1, 5-8

Jesucristo es el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos,
el príncipe de los reyes de la tierra.
Al que nos ama,
y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre,
y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre.
A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron.
Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra.
Sí, amén.
Dice el Señor Dios:
«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».

Aleluya, aleluya, aleluya.

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! R.

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 18, 33-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Oración de los fieles, respondemos: “VENGA A NOSOTROS TU REINO”
  • Por la Iglesia, para que sepa vencer las tentaciones de poder y riqueza. Oremos.
  • Para que crezca la conciencia ciudadana y capacidad de exigir responsabilidades a quienes usan el poder político y los medios públicos en beneficio privado. Oremos
  • Para que el Señor nos ayude a poner signos de su Reino compartiendo los bienes con los necesitados y devolviendo la esperanza a quienes la han perdido. Oremos.
  • Para que quienes creemos en Jesucristo, rey del universo, contribuyamos a la implantación de la verdad, la justicia y la paz en nuestra tierra. Oremos.
  • Por esta comunidad convocada por la palabra de Jesús, para que su Reino transforme nuestras actitudes y nuestras acciones. Oremos.
Después de la comunión:

Creo en Jesús humano, humilde niño de Nazaret,
que entre olor a madera y dulzura filial
supo descubrir el amor del Padre a la humanidad.
Amor que despertó su vida
en el amanecer del Reino que llegaba,
al descubrir en cada hombre y mujer
la grandeza del dios encarnado.
Es Jesús de silencios; de sintonía con el Padre.
Rostro que hoy repite en todas las gentes del mundo;
pues mi Cristo, es universal.
Rostro que hoy siento y veo
desfigurado como aquel día de la cruz.
Es mi Cristo en el llanto del niño abandonado,
en los ojos clavados del emigrante en el mar,
en la voz femenina que aclama como María,
su Magnificat de Justicia e Igualdad,
o los surcos abiertos del obrero esperando su jornal.
Este es mi Jesús. Eso y más es su identidad;
porque en cinco letras cabe todo un hombre y mucho más.
Dios siente y escondido como plegaria suave al mar,
que te invita a entregarte a su ritmo; que te atrapa en libertad.
Que solo espera, a que tomes tu cruz para hacerte resucitar.