CORPUS CHRISTI

Ambientación inicial:

Hoy celebramos la fiesta del Cuerpo y Sangre de Jesús, alma de la Eucaristía. En ella se nos invita a llenarnos del Espíritu de Jesús, y a ser comunidad viva del Resucitado. De Cristo nos alimentamos y con Él queremos vivir una vida de caridad y fraternidad: somos lo que damos.
El Pueblo de Dios se caracteriza por la celebración de la fe y por la caridad. Si Jesús se nos parte y reparte en la Eucaristía es para que, imitándole, sepamos partir y compartir con los demás, con todos, y en especial con las personas más necesitadas de la sociedad.

Rito del perdón:
  • Tú, que eres la Palabra definitiva. Señor, ten piedad.
  • Tú, que eres el pan de la vida. Cristo, ten piedad.
  • Tú, que eres la Nueva Alianza. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

El Cuerpo y la Sangre de Cristo son manjar para un pueblo que está en camino. Ya podemos comer al mismo Dios. Cristo no sólo nos da su mensaje de amor, sino que por amor se da así mismo como alimento. El maná en el desierto prefigura el don de Cristo. En la Eucaristía entramos en comunión con Él y con los hermanos. Cristo es el pan vivo bajado del cielo. Danos, Señor, ese pan que nos da la vida.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS habló al pueblo diciendo:
«Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para probarte y conocer lo que hay en tu corazón: si observas sus preceptos o no.
Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para hacerte reconocer que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres».

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo.
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan que come este vivirá para siempre».

Oración de los fieles:
  • Por la unión de todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de Cristo, para que formemos un solo cuerpo los que comemos del mismo pan. Roguemos al Señor.
  • Por Cáritas: para que promueva el amor fraterno, la comunicación de bienes, la solidaridad entre todas las personas. Roguemos al Señor.
  • Por los responsables políticos de las naciones, para que fomenten el bien común y la justicia social y ambiental. Roguemos al Señor.
  • Por todas las personas que se encuentran en situación de fragilidad, vulnerabilidad y sufrimiento, para que sepamos compartir con ellos nuestro pan de cada día. Roguemos al Señor.
  • Por todos los fieles cristianos, para que tomen conciencia real de ser cuerpo de Cristo. Reguemos al Señor.
  • Por nosotros, invitados a la mesa del Señor, para que el pan de la palabra despierte en todos el hambre del pan de la eucaristía. Roguemos al Señor.
Construyendo utopía:

Llegará un día en que nosotros,
tú y yo, y ellos… ¡todos!,
seremos todo para todos,
y no habrá murallas,
ni dobles contabilidades,
ni tarjetas opacas,
ni cajas fuertes,
ni burocracia interminable,
pues no tendremos que esconder nada,
ni guardar ningún secreto,
ni defender propiedades privadas,
porque el mundo será la casa de todos
y la luz brillará en todos,
y todos buscaremos el bien para todos,
y nos sentiremos felices
viviendo libres,
como hermanos e iguales.

Y las guerras, las luchas, las peleas,
las riñas, las disputas entre unos y otros,
entre el fuerte y el débil, pasarán,
porque nos atraerán más
la unión y el apoyo.
Y no habrá vencedores ni vencidos,
ni pobres ni ricos,
ni sabios ni ignorantes,
ni ciudadanos ni extranjeros,
pues todos seremos tus hijos
y viviremos como hermanos.

Pero ahora, mientas tanto,
hay que hacer que llegue ese día
practicando, con fe y esperanza,
la utopía
y dejando que el Evangelio
haga germinar,
en nuestras entrañas
y en el corazón de la sociedad,
el futuro que tú nos prometes cada mañana.