Domingo IV de Pascua ciclo B-2024

Ambientación inicial:

 La tragedia de nuestro mundo es la dispersión, la desunión, la polarización, la intolerancia, los extremismos y dogmatismos. Y los falsos liderazgos populistas que se aprovechan de la injusticia y prometen oropeles a cambio de sometimiento. Sólo Jesús es el Pastor que reúne a las ovejas dispersas y, con ellas construye un único rebaño por el amor que las tiene. Dispongámonos, con el corazón abierto y confiado, a celebrar que Jesús está en medio de nosotros y nos acompaña en nuestro caminar.

Rito del perdón:

  • Porque no siempre creemos que eres refugio y fortaleza para nosotros. Señor, ten piedad.
  • Porque nos sabemos reconocerte como la piedra angular que desecharon los arquitectos. Cristo, ten piedad.
  • Porque no siempre escuchamos tu voz y nos vamos detrás de otros pastores. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra

En la primera lectura, Pedro, ante el Sanedrín, reitera que Jesús es la piedra angular que desecharon los arquitectos y que sólo en su nombre encontramos la salvación. San Juan, en la segunda lectura, nos habla de lo más importante que nos ha ocurrido, que el Padre nos hace sus hijos porque nos ama. El evangelio nos presenta a Jesús como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, y atrae a todas bajo su voz y su guía.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros.
Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

R/.     La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios  mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

R/.     Aleluya, aleluya, aleluya

Yo soy el Buen Pastor —dice el Señor—,
que conozco a mis ovejas,
y las mías me conocen. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Oración de los fieles:

  • Por el Papa, los obispos, sacerdotes y todos aquellos que dedican su vida a mostrarnos el camino de la salvación, para que el Señor los ilumine y sean siempre luz y guía para su pueblo. Roguemos al Señor.
  • Por los que tienen en su mano el destino de los pueblos, para que sus decisiones estén siempre encaminadas a la promoción integral de la persona humana. Roguemos al Señor.
  • Por los están alejados, por los que se sienten abandonados, por los que viven en soledad, para que el amor nos mueva a encontrar caminos de acercamiento a ellos. Roguemos el Señor.
  • Por los que trabajan en los hospitales, residencias, albergues, comedores sociales, para que el Espíritu aliente su tarea. Roguemos al Señor.
  • Por los que celebramos la eucaristía, para que nos cuidemos unos a otros con sentido fraterno. Roguemos al Señor.

Oración después de la comunión:

Danos, Señor, personas buenas
en las que podamos confiar.
Danos, Señor, políticos honestos,
de manos limpias y corazón sincero,
que busquen de verdad el bien de todos
y cumplan las cosas buenas que prometen.
Danos, Señor, empresarios honrados
que amen a las personas más que a su dinero
y que, si crean riquezas y proporcionan trabajo
no lo hagan como quien hace una limosna.
Danos, Señor, trabajadores cumplidores
que exijan sus derechos sin violencia
y encuentren un trabajo que pueda humanizarles.
Danos, Señor, consumidores sensatos,
que acomoden sus compras a lo que necesitan
sin dejarse llevar del consumismo salvaje.
Danos, Señor, personas buenas en las que poder confiar.