Domingo de Pascua ciclo B-2024

Pregón Pascual:

Hermanos y hermanas:
¡Cristo ha resucitado y vive para siempre!
¡Alegraos!
¡Y que se alegren con vosotros
las criaturas del cielo y de la tierra!
¡En Cristo resucitado renace nuestra esperanza!
¡Anunciemos al mundo tan admirable victoria!
¡Que la noticia llegue a todos los rincones!
¡Que se alegre la Iglesia y todos sus hijos!
¡Que la llama del amor y el calor del Espíritu
ardan en nuestras comunidades de hermanos!
¡Caminemos sin miedo abiertos al futuro!
¡Sentemos a la mesa a los pobres y a cuantos sufren!
¡Que se queden con nosotros!
¡Dios ha puesto todo en nuestras manos!
¡Cristo vive y camina con nosotros,
todos los días hasta el final del mundo!
¡Ha resucitado el Señor, glorioso para siempre!
¡Aleluya!

Rito penitencial:
  • Tú, que nos mueves a ponernos en camino en busca del resucitado. Señor, ten piedad.
  • Tú, que nos invitas a buscar los bienes de allá arriba. Señor, ten piedad.
  • Tú, aire nuevo de alegría, futuro y esperanza, de perdón y de ánimo. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

Pedro proclama la resurrección de Jesucristo. Este es el núcleo y el fundamento de la fe cristiana. Este anuncio es la dicha, la identidad y la vocación de la Iglesia. Pablo recuerda a los colosenses que participar en la resurrección de Cristo debe reflejarse en una vida acorde a Él. Los discípulos fueron al sepulcro vacío, vieron y creyeron. Ahora son testigos del Señor resucitado.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a to- dos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo
.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.

Secuencia

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua».

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua del Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Oración de los fieles, respondemos: “Señor, escúchanos”.
  • Por la Iglesia, para que lo seamos “en salida”, basando nuestro compromiso en el encuentro con Cristo resucitado que nos envía a compartir nuestra alegría. Oremos.
  • Por la humanidad que sufre, para que el Señor Jesús, el Viviente, encienda en ella la esperanza de la liberación de todo mal. Oremos.
  • Por los que gobiernan los países para que lo hagan buscando el bien común y el desarrollo de todos los pueblos. Oremos.
  • Por nuestras comunidades cristinas, para que sean verdaderas fraternidades de acogida, cuidado y comunión para quienes lleguen. Oremos.
  • Por quienes reciben el bautismo en este tiempo, para que sientan el abrazo de Dios Padre y la acogida de nuestras comunidades. Oremos. 
  • Por nosotros, para que este tiempo Pascual nos ayude a renovar nuestro encuentro con Cristo, para que su alegría nos llene y nos haga capaces de transmitir la experiencia pascual a todos los demás. Oremos
Oración después de la comunión:

Dame, Señor, ojos nuevos para ver la novedad
de tu Espíritu que habita en cada tiempo y lugar.
Para descubrir la vida que late y quiere brotar 
en cualquier trozo de tierra que alguien remueve al pasar.
Para mirar de otro modo lo que, pareciendo igual,
es el aquí y el ahora donde tú, Señor, estás,
para hacer nuevas las cosas que yo no puedo cambiar.
Dame, Señor, ojos nuevos para mirar más allá
de la mirada miope que nunca ayuda a avanzar,
Para descubrir tus signos de esperanza y de verdad
en estas gentes sencillas, en esta dificultad….
Para contemplar la vida por dentro, en profundidad,
para que brille en mis ojos tu mirada de bondad.
Dame, Señor, ojos nuevos, gafas y corazón,
podrá ser todo los mismo, pero desde tu mirar…
se encenderán otras luces y ya nada será igual.