Domingo II del Tiempo Ordinario ciclo C
Ambientación inicial:
Jesús comienza su vida pública en el interior de una familia, en el seno de un hogar, en un momento especial, una boda.
Según palabras del Papa Francisco, en las bodas siempre se une el pasado que heredamos y el futuro que nos espera. Hay memoria y esperanza. En ese espacio cotidiano Jesús hace su primer signo por el cual nos damos cuenta del propósito de su misión: liberación, salvación, vida. Ahora también se va a hacer presente en esta celebración, quiere llenar de plenitud nuestra vida. Bienvenidos.
Rito del perdón:
- Porque, a veces, no tenemos la suficiente confianza en Dios, como María. Señor, ten piedad.
- Porque no seguimos el mensaje de Jesús. Cristo, ten piedad.
- Por las veces que sólo pensamos en nuestra felicidad y no en la de los demás. Señor, ten piedad.
Ambientación a la palabra:
El amor matrimonial hizo intuir a Oseas el amor de Dios hacia su pueblo. El profeta acude a este simbolismo para anunciar el próximo amanecer del pueblo devastado y en la tiniebla del exilio. San Pablo, en la carta a los Corintios, afirma que la presencia del Espíritu es garantía de la diversidad convergente de carismas. El texto de San Juan afirma que la liberación evangélica abarca todas las esferas de la vida.
Lectura del libro de Isaías.
Por amor a Sion no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi predilecta»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá un esposo.
Como un joven se desposa con una doncella,
así te desposan tus constructores.
Como se regocija el marido con su esposa,
se regocija tu Dios contigo.
R/. Cantad las maravillas del Señor
a todas las naciones
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre R/.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre R/.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor;
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él gobierna a los pueblos rectamente» R/.
Primera carta de san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A este se le ha concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».
Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
«Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
«Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Oración de los fieles:
- Señor, danos el vino del perdón. Para que tengamos fe en ti y confianza en los hermanos. Roguemos al Señor.
- Señor, danos en vino del amor. Para que en la familia sepamos entregarnos unos a otros sin condiciones. Roguemos al Señor.
- Señor, danos el vino de la fortaleza y la esperanza. Para que aprendamos ser compasivos y solidarios. Roguemos al Señor.
- Señor, danos el vino de la unidad y la amistad. Para que nuestra comunidad sea una verdadera familia. Roguemos al Señor.
- Señor, danos el vino de la alegría y de la vida. Para ser consuelo y luz para el que sufre. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión:
Venid, venid todos, venid a la fiesta.
No os quedéis fuera mirando con tristeza.
Celebremos la fiesta del Señor, la que nos mandó.
Hagamos todos juntos un pan tierno y grande,
y preparemos abundante y generoso vino.
Salid a las calles, invitad sin miedo
a ciegos, cojos, presos, pobres;
del Norte y del Sur, ciudadanos y extranjeros,
de toda raza y color.
Porque celebramos el encuentro con Jesús
y renovamos nuestro compromiso con el Reino.
Nadie quedará con hambre o estará solo y triste.
Hay para todos, en abundancia cuando se comparte.
Venid todos a participar en la fiesta de la vida.
Es el Señor quien nos invita.