I Domingo de Cuaresma

Ambientación inicial:

En este primer domingo de Cuaresma el Señor nos invita, desde su amor, a que elijamos caminos de vida para nosotros y para nuestra sociedad. Somos invitados a no dejarnos arrastrar por las circunstancias, por el ambiente dominante. “No vale ese “es lo que hay”.
Dispongámonos a escuchar palabras de vida, que el Señor nos regala, y a ser alimentados con el pan de la unidad.
No estamos solos, somos peregrinos acompañados. Caminamos en comunidad.

Rito del perdón:

  • Tú, que creas en nosotros un corazón fraternal. Señor, ten piedad.
  • Tú, que nos sostienes con tu Espíritu generoso. Cristo, ten piedad.
  • Tú, que nos renuevas con un Espíritu firme. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra:

Es bueno escuchar la Palabra de Dios. Palabra que es fuente de vida y camino para conocer a Dios y conocernos a nosotros mismos en nuestra fragilidad, ante la tentación de no querer asumir nuestros propios límites. Escuchemos con atención para conocer los caminos que Dios nos propone.

Lectura del libro del Génesis

El Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:
«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?»
La mujer contestó a la serpiente:
«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín no ha dicho Dios:
“No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».
La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.
Se les abrieron los ojos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Misericordia, Señor, hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa  compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos

Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron…
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.
Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:
«Está escrito: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»». Jesús le dijo:
«También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios»».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Oración de los fieles:

  • Por la Iglesia, para que en este tiempo cuaresmal sepa acoger tu Palabra, fuente de luz y de esperanza. Oremos en silencio.
  • Por nuestra sociedad, para que los partidos políticos y los movimientos sociales no caigan en la tentación del engaño, la demagogia, la crispación social, y los medios de comunicación no deformen la noticias. Oremos en silencio.
  • Pedimos por las comunidades parroquiales, para que no caigan en la tentación del desaliento, el continuismo y el cerrar los ojos ante la realidad social. Oremos en silencio.
  • Para que los creyentes maduremos nuestra fe contrastándola con la vida y sus problemas y mostremos nuestra confianza en Dios. Oremos en silencio
  • Por nosotros mismos, para sepamos acogerte a ti con confianza, conscientes de nuestra debilidad y te dejemos, plenamente, entrar en nuestras vidas. Oremos en silencio.

Después de la comunión:

Señor y Dios mío, no tengo ni idea de adónde voy.
No veo el camino que se abre ante mí.
No puedo saber con certeza dónde terminará.
Tampoco me conozco realmente a mí mismo,
y el hecho de pensar que estoy cumpliendo tu voluntad
no significa que la esté cumpliendo realmente.
Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho, te agrada,
y espero tener ese deseo en todo cuando hago.
Espero no hacer nunca nada que me aparte de ese deseo
y sé que, si lo hago así, Tú me llevarás por el camino recto,
aun cuando puede que yo no lo sepa.
Por eso confiaré siempre en Ti,
aunque parezca estar perdido y en las sombras de la muerte.
No he de temer, pues Tú estás siempre conmigo
y jamás vas a dejarme solo frente al peligro.