CUARTO DOMINGO DE CUARESMA CICLO C

Ambientación inicial:

Un domingo más, nuestra comunidad se reúne, en la recta final de la Cuaresma, en nuestro camino hacia la Pascua, para celebrar la Eucaristía que es celebración de acción de gracias a Dios que es clemente y misericordioso. Un Dios que perdona sin echar nada en cara, un Dios que es compasivo. Unámonos hoy para pedirle que nos dé también a nosotros un corazón misericordioso que sepa perdonar y amar a nuestros hermanos.

Rito del perdón:
  • Por las veces que nos ciega el egoísmo y la autosuficiencia y nos alejamos de la casa del Padre. Señor, ten piedad.
  • Porque somos como el hijo mayor de la parábola y nos escandalizamos del amor sin condiciones del Padre. Cristo, ten piedad.
  • Porque nos cuesta perdonar de corazón al hermano y nuestro corazón no es misericordioso. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

En el salmo responsorial repetiremos: ¡Gustad y ved qué bueno es el Señor! Y es verdad, Dios fue bueno con el antiguo pueblo, a pesar de su infidelidad, sosteniéndolo en el desierto y regalándole la tierra prometida. Dios es bueno con nosotros, pues nos dio la gracia del bautismo y nos regala el perdón de nuestros pecados. Dios es tan bueno que nos regala la fuerza de su Palabra y nos muestra, en la parábola del “HIJO PRÓDIGO”, la grandeza de su corazón.

Lectura del libro de Josué – Jos 5, 9a 10 – 12

En aquellos días, dijo el señor a Josué:  hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto. Los hijos de Israel acamparon en Guilgal y celebraron allí la Pascua al atardecer del día 14 del mes, en la estepa de Jericó.
Al día siguiente a la Pascua, comieron ya de los productos de la tierra: ese día, panes ázimos y espigas tostadas. y desde ese día en que comenzaron a comer de los productos de la tierra, cesó el maná.  Los hijos de Israel ya no tuvieron maná, sino que ya aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.         Sal 33, 2 – 7.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios          2Cor 5, 17 – 21

Hermanos:
Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.

Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre y le diré:
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   Lc 15, 1 – 3. 11 – 32

 En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo.  Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.  Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos.  Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre.  Me levantaré, me pondré en camino a dónde está mi padre, y le diré:  Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo:  trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; Ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.
Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira:  en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

Oración de los fieles:
  • Para que la Iglesia sea semilla de reconciliación en el mundo, roto por la desunión y la guerra. Roguemos al Señor.
  • Por el Papa Francisco, para que siga inspirando en la Iglesia caminos de salida hacia el hermano que sufre y aliente una iglesia pobre para los pobres. Roguemos al Señor.
  • Por los educadores cristianos, para que sepan transmitir la imagen de un Dios que no se cansa de ir en busca de todos aquellos que necesitan su consuelo y su fuerza. Roguemos al Señor.
  • Para que cese la guerra en Ucrania y en todos los lugares del mundo y se eviten tantas muertes sin sentido y tanto sufrimiento inútil. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que, por diversas circunstancias, han optado por vivir como si Dios no existiera, para que descubran en los creyentes personas de brazos abiertos y corazón acogedor. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que sufren de cualquier modo, los pobres, los necesitados, los marginados, para que encuentren acogida y misericordia en los discípulos de Jesús. Roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros, para que en este tiempo de Cuaresma deseemos experimentar tu misericordia y tu perdón. Roguemos al Señor.
Después de la comunión (ATRÁENOS)

Muchas y muy variadas son las cosas
que nos apartan de ti, Señor:
las preocupaciones estériles,
los frívolos placeres,
los inútiles cuidados,
los compromisos vacíos…
El orgullo que no acepta la ayuda de los demás,
la timidez que nos paraliza,
el remordimiento que nos deteriora,
la avaricia que nos corroe,
la ira que nos desplanta,
la gula que no nos satisface,
el miedo que nos confunde,
la soberbia que nos infla…
Pero tú eres más fuerte
que todas esas cosas.
¡Atráenos hacia ti!