JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
Ambientación inicial:
Bienvenidos a la Eucaristía. Hoy, celebramos la festividad de Cristo Rey del Universo, con la que termina el año litúrgico. Cada día avanzamos en el seguimiento de Jesús. Pedimos hoy al Señor que seamos anuncio y presencia de su Reino mediante nuestro trato de hijos de Dios Padre, y a través de la acogida y caridad fraterna hacia todos, sobre todo hacia los pobres y los que sufren.
Rito del perdón:
- Tú, el Buen Pastor, que nos guías, nos defiendes y cuidas. Señor, ten piedad.
- Tú, Rey del Universo, que nos llamas a ser signos y testigos de tu Reino. Cristo, ten piedad.
- Tú, Juez misericordioso, que te identificas con los pobres y los que sufren, y nos llamas a servirte en ellos. Señor, ten piedad.
Ambientación a la palabra:
Jesucristo es celebrado hoy en la liturgia como Rey del Universo. Daniel nos habla del “Hijo del Hombre”, humano y divino, que llega a ser rey y su reino no tendrá fin. “Todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán”. Jesucristo es Rey para reunir a su pueblo y conducirle a la salvación, mediante un reinado humilde y servicial, un reinado de amor, de perdón y de misericordia. Su Reino no es de este mundo y se fundamenta en la verdad. “Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.
Lectura de la profecía de Daniel.
Seguí mirando. Y en mi visión nocturna
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina,
vestido de majestad,
el Señor, vestido
y ceñido de poder. R.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.
Lectura del libro del Apocalipsis.
Jesucristo es el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos,
el príncipe de los reyes de la tierra.
Al que nos ama,
y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre,
y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios,
su Padre.
A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron. Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra.
Sí, amén.
Dice el Señor Dios:
«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
Oración de los fieles, respondemos: “VENGA A NOSOTROS TU REINO”
- Pedimos por la Iglesia, para que las personas que la formamos y sus instituciones sepan hacer suyas “los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y cuantos sufren. Oremos.
- Oremos por los que tienen en sus manos y en sus decisiones el presente y el destino de los pueblos, para que hagan de la tierra un hogar donde brille la justicia, la paz y la fraternidad. Oremos.
- Por todas las personas que buscan dar un sentido a su vida, para que descubran en Cristo el fundamento y el camino de una vida plena. Oremos.
- Por las Victimas de la DANA y todos los que padecen hambre, violencia, injusticia y exclusión, para que Jesucristo los llene de esperanza. Oremos.
- Oremos por nuestra comunidad, para que tengamos los ojos puestos en el Señor y, al mismo tiempo, en nuestra tierra por donde el Señor está pasando. Oremos.
- Por los que participamos en esta Eucaristía, para que el Señor nos cambie el corazón y salgamos a los caminos de la historia a anunciar el Evangelio. Oremos.
Oración después de la comunión:
Mi Fuerza y mi Fracaso
eres Tú.
Mi Herencia y mi Pobreza.
Tú mi justicia,
Jesús.
Mi Guerra y mi Paz.
¡Mi libre libertad!
Mi muerte y mi vida, Tú.
Palabra de mis gritos,
silencio de mi espera,
testigo de mis sueños
¡cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura,
perdón de mi egoísmo,
crimen de mi proceso,
juez de mi pobre llanto,
razón de mi esperanza,
¡Tú!
Mi Tierra prometida
eres Tú…
La Pascua de mi Pascua
¡Nuestra gloria para siempre,
¡Señor Jesús!