V Domingo del Tiempo Ordinario ciclo A

Ambientación inicial:

Al celebrar la eucaristía celebramos a Jesús. Él es la sal que da sabor a la vida. Él es la luz que ilumina nuestro caminar. Abrámosle nuestra casa. Permitamos que llegue a nosotros y nos llene de su bienaventuranza y alegría, para que seamos lo que hemos de ser, como discípulos suyos, sal, luz y fermento en medio del mundo.

Rito del perdón:
  • Tú eres la luz que ilumina los pueblos. Señor, ten piedad.
  • Tú eres la luz que ilumina nuestros pasos. Cristo, ten piedad.
  • Tú eres la luz de Dios para toda la humanidad. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

La imagen de la luz atraviesa el contenido de las lecturas de este domingo. El profeta Isaías, como el salmo 111, confiesan que son luz los que ejercen misericordia con los pobres. En el evangelio de Mateo, a los que han descubierto el camino de las bienaventuranzas, Jesús les pide que sean sal y luz en medio del mundo.

Lectura del libro de Isaías 58,7 – 10

Esto dice el Señor:
«Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
cubre a quien ves desnudo
y no te desentiendas de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.
Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el medio día.

El justo brilla en las tinieblas como una luz.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.

Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.

Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombre, sino en el poder de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Oración de los fieles. Respondemos: SEÑOR, AYÚDANOS A SER SAL Y LUZ
  • Para que no desfallezca nuestra participación en los Proyectos Pastorales de nuestra comunidad parroquial, de nuestra iglesia diocesana y de la sociedad. Oremos.
  • Para que las personas de buena voluntad, que se afanan en construir un mundo mejor, sientan el apoyo y la colaboración de toda la sociedad. Oremos.
  • Para que los dones y carismas que existen en nuestra comunidad, los pongamos al servicio de las personas que lo necesitan, tanto dentro de la misma como en la calle. Oremos.
  • Por todos lo bautizados, en especial por los bautizados a lo largo del año 2022, para que creciendo en fe y amor sean testigos del Evangelio. Oremos.
  • Por las personas llamadas a ser, en su profesión, guías y testigos de la luz, padres, educadores, profesionales. Oremos.
  • Oremos por las personas que viven sin luz, sumidos en la depresión, en la droga, en el consumismo, en la guerra, en la pobreza. Oremos.
Después de la comunión:

Pon tu luz en mis ojos, Jesús,
que pueda mirar la vida sin engaños,
como tú la miras.
Pon tu luz en mis ojos, Jesús,
que pueda ver a una hermana,
a un hermano, en todo ser humano.
Pon tu luz en mis ojos, Jesús,
que pueda ver, en la vida de la gente,
la huella inconfundible de tus pasos.
Pon tu luz en mis ojos, Jesús,
y pueda llorar y sepa consolar
y curar heridas y penas