Domingo XXVII del Tiempo Ordinario ciclo A

Ambientación inicial

Bienvenidos a la celebración semanal de la comunidad. Somos los que nos sabemos hijos de Dios y responsables de los demás porque son nuestros hermanos. Celebremos con alegría que formamos parte de la misma viña del Señor y pidamos la ayuda necesaria para dar fruto abundante y no agrazones.

Rito del perdón:
  • Tú, Padre bueno, que cuidas de nosotros. Señor, ten piedad.
  • Tú, Jesús, hermano nuestro, que nos has traído la noticia de ser hijos de Dios. Cristo, ten piedad.
  • Tú, Dios, Espíritu de amor, de alegría, de confianza, que nos quieres animosos. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

Isaías, profeta y personaje en la corte del rey de Israel en Jerusalén, reacciona contra la inmoralidad reinante por el desprecio de la Ley. Denuncia la situación del pueblo de Dios y expone la imagen de la viña que produce sólo agrazones. Es un canto de amor por parte de Dios y un rechazo por parte de su pueblo.         Las palabras de Jesús en el Evangelio son duras. Se plantará una nueva viña que producirá frutos, obras de justicia y santidad.

Lectura del libro de Isaías

Voy a cantar a mi amigo
el canto de mi amigo por su viña.
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.
La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas;
construyó en medio una torre y cavó un lagar.
Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones.
Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
por favor sed jueces entre mí y mi viña.
¿Qué más podría hacer yo por mi viña que no hubiera hecho?
¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones?
Pues os hago saber lo que haré con mi viña:
quitar su valla y que sirva de leña,
derruir su tapia y que sea pisoteada.
La convertiré en un erial: no la podrán ni la escardarán,
allí crecerán zarzas y cardos,
prohibirá a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor del universo es la casa de Israel
y los hombres de Judá su plantel preferido.
Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis: sangre derramada;
esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos.

R./ La viña del Señor es la casa de Israel.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen  los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.

Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó
y al hijo del hombre que tú  has fortalecido. R/

No nos alejaremos de ti:
danos vida, para  que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios del universo, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses

Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.
Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con vosotros.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió a sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la vuña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestan:
«Hará muerte a esos malvados y hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
‘La piedra que desecharon los arquitectos
es la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos»

Oración e los fieles:
  • Por la Iglesia, convocada por el Señor resucitado, para que, fortalecida por el Espíritu Santo, siga anunciando la alegría del Evangelio. Roguemos al Señor.
  • Por quienes dirigen el destino de los pueblos, para que, movidos por el deseo del bien común, no sucumban ante la tentación de la corrupción y los intereses particulares. Roguemos al Señor.
  • Por quienes acompañan a las personas que viven en soledad, acogen a los inmigrantes, socorren a los necesitados, consuelan a los enfermos y visitan a los presos, para que se sientan fortalecidos en el amor. Roguemos al Señor.
  • Para que tengamos criterio propio en los problemas de nuestra sociedad y no nos dejemos manipular. Roguemos al Señor.
  • Por nuestra comunidad cristiana, convocada en la celebración de la Eucaristía, para que, interpelados por la Palabra de Dios, avancemos hacia la renovación de una vida según el Evangelio. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión

Fuerza mis defensas para librarme.
Sácame de mi mismo para encontrarte.
Llévame a la periferia para centrarme.
Mantenme abierto a lo diferente y extraño.
Ayúdame a aceptar lo inusual y cotidiano.
Vacíame plenamente para poder acogerte.
Dame pies firmes para andar siempre.
Y no permitas nunca que pise los sueños de los otros
cerrándolos, ignorándolos o rechazándolos.
Hazme espacio abierto y de fácil acceso
para todos los que andan por la vida buscando manantiales, refugios y caminos.