Domingo XXXIII

Ambientación inicial

El Papa Francisco ha querido que este Domingo se celebre el Día Mundial de los Pobres. La Eucaristía es un Banquete, anticipo del celestial, en el que debe haber sitio para todos, especialmente para los pobres. Como dice el Papa “los pobres no son un problema, sino un recurso al que acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.

 No podemos, nos dice el Papa, esperar a que los pobres llamen a nuestra puerta, es urgente que vayamos nosotros a encontrarlos en sus casas, en los hospitales, en las residencias asistenciales, en las calles, en los centros de refugio y acogida … Es importante entender cómo se sienten, qué perciben y qué deseos tienen en su corazón.

Rito del perdón:

  • Porque no respondemos al amor de Dios con el amor a los pobres. Señor, ten piedad.
  • Por las veces que caemos en la tentación de justificar nuestra indiferencia y pereza ante los males de la sociedad. Cristo, ten piedad.
  • Por las veces que buscamos refugio en los muros de nuestros templos y no salimos a las periferias al encuentro con las hermanos más débiles. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra:

La primera lectura, de la profecía de Daniel, nos recuerda que los más sabios no son los más listos sino los que se han mantenido fieles al Señor. La lectura de la Carta a los Hebreos, presenta el contraste entre los sacrificios de la Antigua Alianza y el sacrificio de Cristo, que con su sacrifico nos ha salvado a todos. El evangelio nos habla del final, que no sabemos cuando será, y nos invita a no perder la esperanza a pesar de las calamidades  del mundo.

Lectura de la profecía de Daniel. Dan 12, 1-3

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo; serán tiempos difíciles como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los que se encuentran inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para vida eterna, otros para vergüenza e ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por tod

Salmo. Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

Lectura de la carta a los Hebreos. Heb 10, 11-14. 18

Todo sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo, después de haber ofrecido por los pecados un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados.
Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Estad despiertos en todo tiempo,
pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 13, 24-32

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre».

Oración de los fieles:

  • Por el Papa Francisco, por nuestro arzobispo Carlos, por sus obispos auxiliares y por toda la Iglesia para que sean vínculos de unidad y paz. Roguemos al Señor.
  • Por todas las personas que padecen la pobreza y la exclusión, para que encuentren comunidades cristianas fraternas y hospitalarias que alivien su sufrimiento y les ayuden a descubrir la bondad de un Dios que está radicalmente comprometido con sus vidas. Roguemos al Señor.
  • Por los cristianos, para que nos comprometamos de verdad con la causa del Reino de Dios y su justicia y acompañemos los itinerarios de inclusión social de los pobres. Roguemos al Señor.
  • Por las personas en situación de vulnerabilidad, para que nos sean meros destinatarios de nuestras acciones, sino que los sepamos convertir en protagonistas de su propia vida. Rogamos al Señor.
  • Por todas las parroquias y organizaciones de la Iglesia, de la sociedad civil y de las administraciones públicas que tratan de socorrer a las personas que pasan necesidad, especialmente las que carecen de vivienda; para que no cesen en el empeño de asegurar el pleno ejercicio de sus derechos. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:
Señor, en este mundo insolidario y frío queremos buscarte.

En los barrios marginales y zonas periféricas queremos encontrarte.
En los que la sociedad esconde y olvida queremos verte.
En los que nos cuentan para la cultura dominante queremos descubrirte.
En los que carecen de lo básico y necesario queremos acogerte.
En los que pertenecen al reverso de la historia queremos abrazarte.
En los pobres y marginados de siempre,
en los emigrantes y parados sin horizonte,
en los drogadictos y alcohólicos sin presente,
en las mujeres maltratadas,
en los ancianos abandonados,
en los niños indefensos,
en la gente estrellada,
en los heridos y abandonados al borde del camino
queremos buscarte,
encontrarte, verte, descubrirte,
acogerte, abrazarte.