Domingo XXIX Tiempo Ordinario ciclo C

Ambientación inicial:

Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Nuestra asamblea dominical es siempre expresión de fe, comunidad y compromiso. El Señor escucha nuestra súplica, pero también nosotros abrimos nuestro corazón para escuchar su Palabra y acoger su voluntad. La Eucaristía será fuerza en el camino de la vida que, en muchas ocasiones, es un camino lleno de complicaciones.

Rito del perdón:

  • Por las veces que no escuchamos tu Palabra ni acogemos tu voluntad. Señor, ten piedad.
  • Porque no siempre confiamos en tu amor y tu misericordia. Cristo, ten piedad.
  • Por las veces que no trasladamos nuestra fe a la vida concreta. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra:

La palabra de Dios nos habla de confianza y compromiso. Fe en Dios y vínculo con el prójimo necesitado van de la mano. Por este motivo necesitamos acrecentar nuestra vida de fe y nuestra relación con el Señor, pero, al mismo tiempo, abrir los ojos y el corazón a los demás y salir a su encuentro.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel en Refidín. Moisés dijo a Josué:
«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano». Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol.
Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre. R.

Segunda carta de san Pablo a Timoteo

Querido hermano:
Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, por su manifestación u por su reino: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había también una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿O les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Oración de los fieles:

  • Por la Iglesia, sacramento de salvación para el mundo, para que encuentre en la oración en medio de vencer la rutina, la desgana y el pesimismo que con frecuencia nos invade. Roguemos al Señor.
  • Por las personas que, en la Iglesia, han sido llamadas a hacer de la oración la misión de su vida, para que sean fieles y aumenten las vocaciones a la vida contemplativa. Roguemos al Señor.
  • Por nuestro planeta, para que, desde actitudes a austeridad y solidaridad, lo cuidemos como regalo de Dios. Roguemos al Señor.
  • Para que sepamos estar cerca de los que sufren cualquier tipo de mal y los acompañemos en su situación. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros, para que la Eucaristía de este día, iluminados por la Palabra, nos ayude a descubrir la estrecha relación que existe entre la fe y la oración. Roguemos al Señor.

Después de la comunión:

Sabemos que tú nos escuchas siempre,
que conoces nuestras necesidades y sufrimientos
y escuchas nuestra oración.
Pero, en ocasiones, sentimos soledad en la vida,
es como si tú no te acordases de nosotros.
Pero tu amor es infinito
y tu presencia cierta y cercana.
Te presentamos los problemas de la humanidad
y los sufrimientos del mundo.
Sabemos que nuestro auxilio eres tú
que has hecho el cielo y la tierra
y nos invitas a colaborar contigo
en la construcción de un mundo nuevo.
¡Tú nos escuchas siempre!
Ayúdanos a escuchar a los que sufren
y a estar cerca de ellos.