VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Ambientación inicial:

Nos reunimos un domingo más para celebrar la Eucaristía, robustecer nuestra fe y nuestra esperanza; para reforzar nuestro intento de seguir a Jesús. Por eso debemos estar abiertos a la escucha de la Palabra que hoy nos invitará a amar a todos, a superar el odio y el rechazo, a saber, perdonar en cualquier circunstancia, sea cual sea la ofensa. Seamos sinceros cuando decimos: Perdónanos porque nosotros hemos perdonado. Que el hacer el bien a los que nos odian sea lo que nos distinga como discípulos de Cristo.

Rito del perdón:
  • Por el afán de revanchismo que a veces nos puede. Señor, ten piedad.
  • Por que nos cuesta mucho dar una nueva oportunidad a quien nos ofende. Cristo, ten piedad.
  • Por no facilitar caminos de encuentro y diálogo. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

La palabra de Dios en este domingo tiene un mensaje claro: Dios es amor y misericordia y, por ello nosotros hemos de tener también entrañas de misericordia y de perdón, como David la tuvo con Saúl, su enemigo y perseguidor a quien perdonó de corazón. Jesús no sólo habló sobre el amor y el perdón; vivió amando y perdonando, imitando a su Padre en todo.

Lectura del primer libro de Samuel       1 Sam 26, 2. 7 – 9. 12 – 13. 22 – 23

En aquellos días, Saúl emprendió la bajada al desierto de Zif, llevando tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David allí.
David y Abisay llegaron de noche junto a la tropa. Saúl dormía, acostado en el cercado, con la lanza hincada en la tierra a la cabecera. Abner y la tropa dormía en torno a él.
Abisay dijo a David:
«Dios pone hoy al enemigo en tu mano. Déjame que lo clave de un golpe con la lanza en la tierra. No tendré que repetir».
David respondió:
«No acabes con él, pues ¿quién ha extendido su mano contra el ungido del Señor y ha quedado impune?».
David cogió la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se marcharon. Nadie los vio, ni se dio cuenta, ni se despertó. Todos dormían, porque el Señor había hecho caer sobre ellos un sueño profundo.
David cruzó al otro lado y se puso en pie sobre la cima de la montaña, lejos, manteniendo una gran distancia entre ellos, y grito:
«Aquí está la lanza del rey. Venga por ella uno de sus servidores. Y que el Señor pague a cada uno según su justicia y su fidelidad. Él te ha entregado hoy en mi poder, pero yo no he querido extender mi mano contra el ungido del Señor».

El Señor es compasivo y misericordioso         Sal 102, 1bc – 4. 8.10. 12 – 13

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente ternura el Señor ternura por los que lo temen.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 45 – 49

Hermanos:
El primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente. El último Adán, en espíritu vivificante.
Pero no fue primero lo espiritual, sino primero lo material y después lo espiritual.
El primer hombre, que proviene de la tierra, es terrenal; el segundo hombre es del cielo.
Como el hombre terrenal, así son los de la tierra; como el celestial, así son los del cielo. Y lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 6, 27 – 38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; serán grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desgraciados.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Oración de los fieles:
  • Por la Iglesia, para que mediante el diálogo y la caridad fraterna acaben con las divisiones entre los cristianos. Roguemos al Señor.
  • Para que el mundo de la política sea realmente un ámbito de diálogo, dentro de las diferencias, y no una palestra de permanente confrontación. Roguemos al Señor.
  • Para que se imponga el sentido común y el dialogo en la situación de Ucrania y se evite una guerra absurda. Roguemos al Señor.
  • Para que broten en el mundo profetas de reconciliación que superen los odios y ayuden a crear un mundo nuevo de justicia y de paz. Roguemos al Señor
  • Para que los medios de comunicación respeten la verdad y promuevan el entendimiento entre los que piensan diferente. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros para que no nos quedemos atrapados por enfrentamientos, devolvamos siempre bien por mal y oremos por quienes nos desprecian. Roguemos al Señor.
  • Para que nos abramos al encuentro personal y al diálogo con todos, también con quienes piensan distinto de nosotros. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:

Señor, Jesús:
Evangelio de vida y de paz,
defensor de la dignidad humana,
buen samaritano,
víctima de nuestras injusticias e ideologías,
¡haz de mí un instrumento de tu paz!
Tú, que me invitas a proseguir tu causa,
arranca la violencia de mi corazón,
dame entrañas de misericordia
con quienes sufren y han sufrido.
Mira este pueblo tuyo y nuestro,
aviva nuestra capacidad de diálogo y tolerancia,
¡ábreme al perdón y a la reconciliación!
Señor, infúndeme tu Espíritu,
para que pueda pensar como Tú,
trabajar contigo y vivir en Ti,
para que también llegue a ser instrumento de tu paz.