Festividad de la Sagrada Familia

Ambientación inicial:

Bienvenidos a la celebración de la fiesta de la familia, de nuestra fiesta. Ser familia al estilo de la “Sagrada Familia” implica gestar la acogida como novedad; abrir la puerta al perdón y a la reconciliación. Ser familia es querer y optar por dar vida a todo ser humano que camina a nuestro lado., es abrir las fronteras a los otros.
Pongámonos nuestras mejores galas y abramos nuestros corazones a la gran fiesta de la familia de Jesús, la fiesta de la fraternidad.

Rito del perdón:

  • Tú, Señor, que nos enseñas a respetar y honrar a nuestros padres y a todos. Señor ten piedad.
  • Tú, Señor, que te muestras como Luz de las gentes. Cristo, ten piedad.
  • Tú, Señor, que muestras actitudes de misericordia, bondad y humildad para construir la gran familia humana.  Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra

Dios es un Dios que desciende y que entrelaza su vida con nuestras vidas. En la primera lectura escucharemos como Dios elige el entramado familiar de unos pastores trashumantes para iniciar la historia de un pueblo. En el evangelio de Lucas veremos cómo Dios actúa lejos de los palacios y nace entre nosotros en una familia de pobres. La lectura de la carta a los Colosenses nos anima a vivir la fe en Jesús en medio del mundo. Esa será nuestra dicha, repetiremos en el salmo.

Lectura del libro del Eclesiástico

El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para recuperar tus pecados.

R/.  Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.

Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los Colosenses.

Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Cantar a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue llevado al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
“luz para alumbrar a las naciones”
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su adre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción ─y a ti misma una espada te traspasará el alma─, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetiza, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Renovación de las promesas:

  • Sacerdote: ¿Os comprometéis a hacer de vuestro hogar un espacio de amor, entrega y generosidad?
  • Todos: Sí, nos comprometemos.
  • Sacerdote: ¿Estáis dispuestos a ayudaros, mutuamente, a crecer cada día como personas y como creyentes?
  • Todos: Sí, estamos dispuestos.
  • Sacerdote: ¿Os comprometéis a abrir vuestra casa a la realidad social y eclesial para colaborar en su mejora y transformación?
  • Todos: Sí, nos comprometemos.
  • Sacerdote: Que el Señor os guarde, os proteja y derrame copiosamente sus bendiciones sobre vuestras familias. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Oración de los fieles, respondemos: “Señor, aumenta nuestro amor”

  • Por la Iglesia, por todos los que formamos parte de ella, para que sepamos acoger a todas las familias y las acompañemos especialmente en las situaciones más difíciles, dolorosas o necesitadas. Oremos.
  • Que los gobiernos y las leyes cuiden a las familias y garanticen que sus necesidades estén cubiertas, especialmente las de los más pequeños, los más mayores, quienes tiene capacidades diferentes y quienes padecen alguna enfermedad. Oremos.
  • Por todas las familias del mundo, para que todas ellas sean fermento de fraternidad, amor y dignidad para todos los que las conforman. Oremos.
  • Por nuestra sociedad, para que valore y defienda la institución familiar, como base fundamental y vital, de crianza, educación, transmisión de valores y actitudes esenciales para la convivencia y el desarrollo humano del mundo. Oremos.
  • Por todos nosotros, reunidos este domingo como hermanos de una misma familia, para que vivamos como la familia de Nazaret, haciendo posible el Reino de Dios. Oremos

Después de la comunión:

Oración a la sagrada familia:
Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.