Festividad de todos los Santos

Ambientación inicial:

Bienvenidos, hermanos y hermanas. Celebramos la fiesta de Todos los Santos. Hoy celebramos la gloria de Todos los Santos, que contemplan eternamente el rostro de Dios y se alegran en esta visión. Y celebramos a todos los que son santos aquí, en la tierra, porque han hecho de las bienaventuranzas su estilo de vida.

Rito del perdón:
  • Tú eres el Santo de Dios. Señor, ten piedad.
  • Tú nos llamas a la santidad. Cristo, ten piedad.
  • Tú eres la gloria de todos los santos. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

El libro del Apocalipsis nos presenta una visión profética y triunfal del pueblo de Dios. Un día, el Reino de Dios será una gozosa realidad. La segunda lectura nos recuerda hasta qué extremo llega el amor de Dios, que nos ha hecho hijos suyos sin mérito alguno por nuestra parte. El evangelio nos acercará al ideal de felicidad de Jesús, el ideal que animó toda su vida y que nos propone vivir a todos.

Lectura del libro del Apocalipsis.

YO, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:
«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».
Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».

R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce por- que no lo conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Oración de los fieles:
  • Por la Iglesia, para que, en medio de tantas dificultades, se mantenga fiel al Señor Jesús. Roguemos al Señor.
  • Por los que eligen ser pobres y son perseguidos por causa de la justicia, para que disfruten, ya en la tierra, de las semillas del Reino. Roguemos al Señor.
  • Por la paz en el mundo, para que se imponga el diálogo, callen las armas y se de paso a la vida en esperanza. Roguemos al Señor.
  • Para que caminemos convencidos de que nuestro bautismo nos impulsa a todos a vivir en santidad. Roguemos al Señor.
  • Para que, animados a seguir   el impulso de las bienaventuranzas, nos atrevamos a vivir con talante de servicio y acogida a las necesidades de todos los hombres. Roguemos al Señor.
  • Por los que tienen hambre y sed de justicia, para que caminen por la vida sanando a las personas heridas. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:

Todos estamos llamados a ser santos
en las ocupaciones de cada día,
allí donde cada uno se encuentra.
Deja que la gracia de tu Bautismo
fructifique en un camino de santidad.
Deja que todo esté abierto a Dios
y para ello opta por él,
elige a Dios una y otra vez.
No tengas miedo de la santidad.
No te quitará fuerzas, vida o alegría.
Todo lo contrario, porque llegarás a ser
lo que el Padre pensó cuando te creó
y serás fiel a tu propio ser.