V Domingo de Pascua

Ambientación inicial:

Nos reunimos en el ecuador de la Pascua, fiesta de la vida y de la esperanza, fiesta en medio de las dificultades de nuestra sociedad.
            El Señor nos reúne a los que formamos esta comunidad que busca caminos de fidelidad al Señor y al Evangelio. Hoy podremos comprender que es verdad que el Señor, que está siendo la savia que da vida, está donde crece la fraternidad.    Agradezcamos al Señor su invitación y nuestra presencia. Él nos va entretejiendo para formar verdadera comunidad.

Rito del perdón:

  • Tú que te muestras en nuestro camino y nos conviertes. Señor, ten piedad.
  • Tú que nos regalas la comunidad en la que movernos con alegría y libertad. Cristo, ten piedad.
  • Tú que nos enseñas a no vivir de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. Señor, ten piedad.

Ambientación a la Palabra

La primera lectura nos repetirá por dos veces que Pablo, acogido en la comunidad, actúa valientemente en nombre del Señor. Quien tiene a Dios de su lado, no tiene miedo. La segunda lectura y el evangelio insistirán en la importancia de estar unidos a Dios. Conseguido esto, las consecuencias serán abundantes, mayor capacidad de amar, buenas obras, abundantes frutos y también mayor serenidad y valentía en nuestras vidas.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera discípulo.
Entonces Bernabé, tomándolo consigo, lo presentó a los apóstoles y Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había actuado valientemente en el nombre de Jesús.
Saulo se quedó con ellos y se movía con libertad en Jerusalén, actuando valientemente en el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los helenistas, que se propusieron matarlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre! R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Mi descendencia lo servirá;
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor». R/

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con las obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo.
Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y este es su mandamientos: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.
Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Aleluya, aleluya, aleluya.
Permaneced en mí, y yo en vosotros
―dice el Señor—; el que permanece en mí da fruto abundante.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vida, y mi Padre es el labrador.  A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado;  permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar futo por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Oración de los fieles:

  • Por la Iglesia, Pueblo de Dios, para que injertada en Cristo de frutos abundantes de fraternidad y solidaridad. Oremos.
  • Por los gobernantes, para que busquen con empeño un desarrollo sostenible y la justa distribución de los bienes de la tierra y del trabajo humano. Oremos.
  • Para que actuemos con responsabilidad a la hora de votar a las personas que regirán los destinos de nuestra Comunidad Autónoma. Oremos
  • Por nuestras familias, para que en ellas el cariño y el amor ayuden a crecer como personas y como creyentes a cada uno de sus miembros. Oremos.
  • Por los profesionales de la comunicación, para que pongan su saber y sus medios al servicio de la verdad, del diálogo y las relaciones justas entre los hombres. Oremos.
  • Por nuestra comunidad parroquial, para que sea una comunidad de Jesús, que anuncia con alegría su fe y que realiza abundantes buenas obras en su nombre. Oremos.

Después de la comunión:

Una comunidad dice mucho
cuando es de Jesús.
Cuando habla de Jesús
y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús
y no se anuncia a sí misma.
Cuando se gloría en Jesús
y no en sus méritos.
Cuando se reúne en torno a Jesús
y no en torno a sus problemas.
Cuando se apoya en Jesús
y no en su propia fuerza.
Cuando vive de Jesús
y no vive de sí misma…
Una comunidad dice mucho
cuando es comunidad de Jesús.