VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Ambientación inicial:

La celebración eucarística de cada domingo es encuentro con la comunidad de los creyentes en el Resucitado. Encuentro de agradecimiento al Señor que nunca nos abandona, que está con nosotros, que nos ayuda en nuestra debilidad.
Recibiremos a Jesús en la Eucaristía, y escucharemos su palabra, que este domingo nos presenta una perspectiva claramente sapiencial. Nos pregunta: ¿Cómo te sitúas y actúas, como cristiano, en la vida? ¿Sabes responder con “estilo evangélico” a los retos que te presenta este mundo?

Rito del perdón:
  • Por las veces que nos creemos mejores que los demás. Señor, ten piedad.
  • Por que nos cuesta aceptar la corrección fraterna. Cristo, ten piedad.
  • Por no reconocer nuestros errores y permanecer en ellos. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:

El libro de la Sabiduría nos invita a la prudencia humana, cuidando lo que decimos, siendo prudentes en lo que comentamos. San Pablo, en la segunda lectura, afirma que estamos llamados a participar de la victoria de Cristo que nos reviste de inmortalidad. En el evangelio, San Lucas recoge una serie de dichos populares que enseñan a estar en la vida.

Lectura del libro del Eclesiástico   27, 4 – 7

Cuando se agita la criba, quedan los desechos;
así cuando la persona habla, se descubren sus defectos.
El horno prueba la vasijas del alfarero,
y la persona es probada en su conversación.
El fruto revela el cultivo del árbol,
así la palabra revela el corazón de la persona.
No elogies a nadie antes de oírlo hablar,
porque ahí es donde se prueba a una persona.

Salmo          91, 2 – 3. 13 – 14. 15 – 16
Es bueno darte gracias, Señor

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios.

En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad.

Segunda lectura: 1 Cor 15, 54 – 58
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos:
Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:
«La muerte ha sido absorbida en la en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?».
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley.
¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
De modo que, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inconmovibles. Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida.

Evangelio Lc 6,  39 – 45
Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.»

Oración de os fieles:
  • Por la Iglesia y las comunidades cristianas, para que, dando testimonio de transparencia, reconozcamos nuestras cegueras y ayudemos a nuestro mundo a caminar por las sendas de la verdad. Roguemos al Señor.
  • Por nuestra sociedad, sus órganos de gobierno y sus partidos políticos, para que no sean, en realidad, ciegos que guían a otros ciegos. Roguemos al Señor.
  • Por las personas intransigentes e intolerantes, víctimas de su propia ceguera, para que, haciendo caso a su corazón, abran los ojos al diálogo y la tolerancia. Roguemos al Señor.
  • Por los que tienen la misión de educar, para que lo hagan siempre pensando en el bien de los demás. Roguemos al Señor.
  • Por los catequistas, para que den testimonio lúcido y coherente de la fe que anuncian. Roguemos al Señor.
  • Para que todos aprendamos a respetar y cuidar la creación como don de Dios, para nosotros y las generaciones futuras. Roguemos al Señor.
  • Pedimos por las víctimas de la guerra de Ucrania, para que cese la agresión y se imponga la paz desde el respeto a la vida y a la dignidad de las personas. Roguemos al Señor.
Después de la comunión:

Ayúdame, Señor, a mirar como Tú miras,
con ojos claros y limpios,
comprendiendo siempre al hermano.

A almacenar bondad en el corazón,
a cultivar una solidaridad real
y sentir que nos desborda el bien.

A admitir la pequeñez y los fallos propios,
a quitar pronto la viga de nuestro ojo,
a no humillar al hermano
por no ser como nosotros.

A poner por obra tus palabras,
a hablar con el lenguaje de los hechos,
a olvidarme de máscaras y apariencias.

Coherencia, Señor,
de un aprendiz de discípulo
que a veces se atreve a tenerte por maestro.