Domingo XI del Tiempo Ordinario

Ambientación inicial:

Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Cada domingo nos reunimos en torno al altar para expresar nuestro compromiso de fe con Dios y con la comunidad. El Señor ha hecho un pacto de amor con nosotros y queremos vivirlo allá donde estemos. Que todos puedan reconocer en cada uno de nosotros, y en toda la Iglesia, la propuesta salvadora de Cristo.

Rito del perdón:
  • Tú nos llamas a seguirte y a vivir como hermanos. Señor, ten piedad.
  • Tú nos confías tu misión de mostrar el rostro de Dios. Cristo, ten piedad.
  • Tú nos das la fuerza y el coraje para amar hasta el extremo. Señor, ten piedad.
Ambientación a la palabra:

El Señor ha llevado al pueblo de Israel “sobre alas de águila” para ser su propiedad, porque “mía es toda la tierra”. Es el pastor universal que mira por la historia y, en Jesús, siente misericordia porque, al cabo de los siglos, los seres humanos siguen “extenuados y abandonados como ovejas sin pastor. Pero este Dios, Padre y pastor, no está inactivo. Está de fondo, alentando con su espíritu las pequeñas acciones liberadoras de quienes enviados tratan de reconstruir la historia.

Lectura del libro del Éxodo

En aquellos días, llegaron los hijos de Israel al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña.
Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde la montaña diciendo:
«Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos de Israel: “Vosotros habéis visto lo que he hecho con los egipcios y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”».

R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad a su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él no hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
Cuando nosotros estábamos aún si fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo!
Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!
Y no solo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, al ver Jesús a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos:
«la mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Oración de los fieles:
  • Por la Iglesia, para que cada uno de nosotros sepamos vivir y transmitir la imagen de Dios cercano y liberador que experimentó Moisés. Roguemos al Señor.
  • Por todos los bautizados, sacramento que nos hace imagen actualizada de Jesús, para que vivamos con verdad y alegría esta gran realidad. Roguemos la Señor.
  • Por cada uno de nosotros, llamados por el bautismo a ser discípulos misioneros, para que nos sintamos enviados a evangelizar. Roguemos al Señor.
  • Por los que se esfuerzan por lograr la pacificación de pueblos en guerra, para que mantengan con ánimo su empeño. Roguemos al Señor.
  • Por todos los desterrados de sus países y por todos los migrantes, para que sean acogidos como en hermanos en los países de destino. Roguemos al Señor.
  • Después de la comunión:

Tú eres el Dios sobre el que todos opinamos,
el Dios que todos buscamos,
el Dios que todos abandonamos,
el Dios con el que todos luchamos.
Pero, a la vez, Tú eres el Dios que nos recreas,
que nos encuentras, aunque no te busquemos,
que permaneces fiel cuando te dejamos,
que nos vences y convences.
Tú eres el Dios que cree en nosotros,
el dios que espera en nosotros,
el Dios que ama en nosotros,
por encima de nuestros gestos, hechos y palabras.