Domingo XVI del Tiempo Ordinario
Ambientación inicial
Hoy domingo, la Palabra de Dios nos recuerda que, tanto Abrahán, primer creyente, como Marta y María, dos caras de una misma moneda: “no hay fe sin obras ni obras sin fe”, viven colgados de la Palabra de Dios. Uno y otras la escuchan y la hacen suya por obediencia de amor a Dios y a Cristo Jesús. Dispongámonos a acoger esa Palabra para hacerla vida en nosotros. Bienvenidos.
Rito del perdón:
- Por las veces que escuchamos tu Palabra de manera rutinaria. Señor, ten piedad.
- Por las veces que contamos sólo con nuestras fuerzas y no ponemos nuestra confianza en Ti. Cristo, ten piedad.
- Porque vivimos apresurados, sin dar tiempo a nada ni a nadie. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
La primera lectura recoge un encuentro muy especial entre los personajes divinos y Abrahán. Este acoge a los personajes divinos y ellos le anuncian, mediante una promesa, el deseado hijo. El evangelio nos anima a no establecer rivalidades entre la vida activa y la contemplativa; una y otra son necesarias para todos los seguidores de Jesús.
Lectura del libro del Génesis.
EN aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la Lencina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día. Alzó la vista y vio tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo:
«Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un bocado de pan para que recobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a la casa de vuestro siervo».
Contestaron:
«Bien, haz lo que dices».
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
«Aprisa, prepara tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz unas tortas».
Abrahán corrió enseguida a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase de inmediato. Tomó también cuajada, leche y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba bajo el árbol, ellos comían.
Después le dijeron:
«¿Dónde está Sara, tu mujer?».
Contestó:
«Aquí en la tienda»
Y uno añadió:
«Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».
R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
Hermanos:
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a este Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada.
Oración de los fieles:
- Por el papa y los obispos, para que como fieles seguidores tuyos, transmitan al mundo y a la Iglesia una imagen y un testimonio de sencillez y cordial acogida. Roguemos al Señor.
- Pedimos por los voluntarios que trabajan en favor de los migrantes y personas marginadas, para que aumenten en número y en ilusión. Roguemos al Señor.
- Pedimos por los padres, para que, con su ejemplo, sepan cultivar en sus hijos los valores del Evangelio. Roguemos al Señor.
- Te pedimos por los que viven agobiados por los problemas de vivienda y por los que viven en campos de refugiados, para que nos esforcemos en eliminar esas situaciones vergonzosas. Roguemos al Señor.
- Pedimos por todos nosotros, para que sepamos acoger a tu Hijo en nuestro interior; y que Él sea la fuerza y el motor de acogida a los demás. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión
Tan solo con callar ya te encuentro.
¿Por qué siendo así, callar es tan difícil?
Tú estás aquí, en mis adentros.
Y desde ahí me vives,
y desde ahí me susurras tus Palabras.
Apaga en mí, Señor,
todas las voces extrañas que ocultan tu palabra.
Libérame de mi mismo,
de mis sueños y deseos egoístas,
de mis miedos y estériles ansiedades.
Sáname desde lo profundo.
Ayúdame a quitar de mí,
todo lo que no sea de ti.
Que la plenitud de tu palabra
vaya apagando la pobreza de mis palabras,
vaya enmudeciendo sonidos y voces extrañas.
Y sea en las entrañas de este silencio
donde pueda vivir por siempre tu encuentro.