Domingo XIX del Tiempo Ordinario ciclo C
Ambientación inicial:
Dios se hace presente en los momentos y situaciones más inesperadas. Pero es necesario estar preparados para saberle encontrar y recibirle. Y tener una mirada nueva para captar los signos de los tiempos a través de los que Dios nos habla y nos interpela. Hay que aprender a captar la oportunidad del momento, porque una vez que pasa, no vuelve a repetirse. Bienvenidos a la celebración de nuestra fe.
Rito del perdón:
- Tú que nos llamas a vivir despiertos. Señor, ten piedad.
- Tú que nos pides vivir la fe con responsabilidad. Cristo, ten piedad.
- Tú que nos invitas a mirar hacia el futuro, Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra
La salvación de Dios se realiza en la historia. El Dios que aparece en la Biblia es el Dios que actúa en la historia. Para descubrir su paso y su acción, necesitamos ojos creyentes capaces de ver más allá de nosotros mismos; y necesitamos aprender a salir de nuestras seguridades; necesitamos una fe que espera, que vigila, una fe responsable.
Lectura del libro de Isaías.
ESTO dice el Señor:
«Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos,
vendré para reunir
las naciones de toda lengua;
vendrán para ver mi gloria.
Les daré una señal, y de entre ellos
enviaré supervivientes a las naciones:
a Tarsis, Libia y Lidia (tiradores de arco),
Túbal y Grecia, a las costas lejanas
que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria.
Ellos anunciarán mi gloria a las naciones.
Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor,
traerán a todos vuestros hermanos,
a caballo y en carros y en literas,
en mulos y dromedarios,
hasta mi santa montaña de Jerusalén
—dice el Señor—,
así como los hijos de Israel traen ofrendas,
en vasos purificados, al templo del Señor.
También de entre ellos escogeré
sacerdotes y levitas —dice el Señor—».
R/. Id al mundo entero
y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre R/.
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos:
Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor,
ni te desanimes por su reprensión;
porque el Señor reprende a los que ama
y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos,
pues ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele;
pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes,
y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
«Señor, ábrenos»;
pero él os dirá:
«No sé quiénes sois».
Entonces comenzaréis a decir:
«Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os dirá:
«No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad».
Oración de los fieles:
- Pedimos por una Iglesia sana, abierta a la vida y acogedora de los débiles. Roguemos al Señor.
- Por un mundo donde no sea el dinero el único valor, sino el de las personas, el de la tierra y la naturaleza, la belleza, la interioridad y la trascendencia. Roguemos al Señor.
- Por los que tienen todo y aún quieren tener más, para que pongan su corazón en otros tesoros que no crían polilla ni se corrompen. Roguemos al Señor.
- Por quienes cuidan de la tierra, del medio ambiente, de la naturaleza, para que persistan en sus llamadas de atención sobre el futuro del planeta. Roguemos al Señor.
- Para que sepamos acercarnos a las personas que debido a las dificultades de la vida pierden su confianza en sí mismas, en Dios y en los demás. Roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos, para que, como peregrinos de la esperanza, crezcamos como personas aspirando a una vida integral, humanizando el mundo y la sociedad. Roguemos al Señor.
Oración después de la comunión:
Tú vienes siempre,
aunque yo no sepa
ni cuándo, ni cómo, ni dónde;
solo sé que tú vienes siempre.
Por eso espero, espero siempre,
por eso hago silencio y callo,
por eso estrecho la mano de mi hermano,
por eso le escucho y le acompaño,
por eso le miro y le quiero.
Porque en él he visto, estoy seguro,
los rasgos de tu rostro,
y porque, en mi amor por él,
he sentido tu amor por mí y por él.
Estoy seguro,
tú vienes siempre,
aunque yo no sepa bien ni cómo,
ni cuándo, ni donde.