VI Domingo del Tiempo Ordinario
Ambientación inicial:
Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Jesús nos reúne, nos alimenta con su Palabra, con su Cuerpo y con su Sangre. Él fortalece nuestra fe para que seamos fieles discípulos suyos. Cristo es el camino de la auténtica felicidad. Él es nuestra Bienaventuranza. Embarcarnos en el proyecto de su Reino nos hace felices.
Rito el perdón:
- Porque no contamos siempre contigo para construir nuestra vida. Señor, ten piedad.
- Porque no participamos con todo nuestro ser y hacer, en el proyecto de tu Reino. Cristo, ten piedad.
- Porque cerramos nuestros oídos a tu Palabra de bienaventuranza. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
Jeremías nos invita a fundamentar nuestra vida en Dios para ser felices y dar frutos. San Pablo afirma que la vida de Cristo resucitado sitúa al cristiano en una nueva situación ahora y en el futuro. Las bienaventuranzas de Jesús suponen una inversión de los criterios habituales para ser felices.
Lectura del libro de Jeremías
Esto dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre,
y busca el apoyo de las criaturas;
apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa,
que nunca recibe la lluvia;
habitará en un árido desierto,
tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor
y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua,
que alarga a la corriente sus raíces;
no teme la llegada del estío,
su follaje siempre está verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni dejará por eso de dar fruto».
R/. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.
Dichos el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís estando en vuestros pecados; de modo que incluso los que murieron en Cristo han perecido.
Si hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solo en esta vida, somos los más desgraciados de toda la humanidad.
Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y de una muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque herís duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Oración de los fieles, respondemos: “PADRE, ESCUCHAMNOS”.
- Por todo el pueblo de Dios, para que realicemos el programa de las Bienaventuranzas en lo cotidiano de nuestras vidas. Oremos.
- Por los responsables políticos, para que pongan en el centro de sus decisiones y debates la dignidad de la persona, la búsqueda del bien común y la solidaridad. Oremos.
- Por quienes trabajan por el bien común, para que no cesen en su esfuerzo y proyectos de alcanzar una convivencia fraterna y justa. Oremos
- Por quienes lloran y sufren a causa de la mala distribución de los bienes, las leyes injustas y indiferencia ante su dolor, para que encuentren en nuestras comunidades el calor de la acogida y las palabras de consuelo. Oremos.
- Por todos nosotros, para que no caigamos en la tentación del dinero, el poder o el prestigio. Oremos
Oración después de la comunión:
Dijeron
felices los importantes,
los radiantes, los esbeltos,
los que exhiben abundancias,
los que llegaron primero,
los opulentos, los fuertes,
los que nunca naufragaron,
los que manejan los hilos,
los que siempre caen de pie.
La vida era una carrera
hasta conquistar
la dicha reservada a unos pocos.
Al escucharlo pensé,
qué infeliz soy.
Dijiste;
Felices los pobres de espíritu,
los frágiles,
los que lloran,
los rechazados,
los abatidos,
los golpeados,
los que se esfuerzan, aunque fracasen,
los derrotados que aún confían,
los que aman,
Un dique se rompió.
Miré alrededor. Otros ojos brillaban.
El silencio fue sed,
y empecé a beber de tus palabras.
Había esperanza para las sombras de dentro