Solemnidad de la Ascensión del Señor
Ambientación inicial:
Celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor. Celebramos que Dios Padre, el que resucitó a Jesús de entre los muertos, lo ha ascendido y lo ha colocado junto a ÉL, a su derecha. Nosotros, que hemos contemplado este misterio, renovamos nuestro compromiso de vivir como testigos de esperanza, llevando la misión de Jesús a cada rincón de nuestro mundo.
Rito del perdón:
- Tú, que has subido a la derecha del Padre y nos das tu Espíritu. Señor, ten piedad.
- Tú, que todo lo sostienes con la fuerza de tu Palabra. Cristo, ten piedad.
- Tú, Rey del universo que nos comprendes y alimentas. Señor, ten piedad.
Ambientación a la Palabra:
La primera lectura es el inicio del libro de los Hechos de los Apóstoles, que es continuación del evangelio de Lucas. En los textos de hoy vemos cómo la vida de Jesús culmina en Jerusalén y cómo la vida de la comunidad creyente, empieza, también, en Jerusalén. Jesús se va y ellos, los apóstoles, la comunidad creyente, se quedan. Con la marcha de Jesús al Padre, la Ascensión, se inicia la misión de los apóstoles, la misión de la Iglesia, nuestra misión.
Libro de los Hechos de los Apóstoles
En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo.
Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejarán de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
«Señor: ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel»
Les dijo:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta los confines de la tierra”».
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».
R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Carta del apóstol san Pablo a los Efesios
Hermanos:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder a favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todos principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
Conclusión del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Oración de los fieles, respondemos: “Rey de la gloria, escúchanos”
- Por la Iglesia, cuerpo de Cristo, para que, fortalecida por el Espíritu, sea testigo fiel del Evangelio en todo el mundo, anunciando la fe, la esperanza y el amor en medio de los desafíos de nuestro tiempo. Oremos.
- Por los cristianos que viven con la mirada fija en las preocupaciones terrenales, para que comprendan que el Reino de Dios es de otro orden, y encuentren fuerza en la misión que Jesús nos ha encomendado. Oremos.
- Por los líderes de las naciones, para que conscientes de su responsabilidad, sean verdaderos servidores de la misericordia y la justicia. Oremos.
- Por todos los que se sienten desanimados o perdidos en su fe, para que a ejemplo de los discípulos renueven su esperanza y fortaleza espiritual. Oremos.
- Por todos nosotros, para que dejemos de mirar al cielo en una fe pasiva y sepamos comprometernos activamente en la construcción de un mundo más justo y solidario, Oremos.
- Para que los creyentes aprendamos a ver el cielo como la plenitud del amor y de la vida que ya hemos iniciado en nuestro corazón. Oremos.
Oración después de la comunión
Señor, enséñanos a mirar al cielo,
a gustar las cosas de arriba, a guardar tus palabras,
a sentir tu presencia viva, a reunirnos con los hermanos,
a anunciar tu mensaje, a escuchar a tu Espíritu.
a sembrar tu Reino, a recorrer tus caminos,
a esperar tu venida, a ser discípulos.
Señor, enséñanos a vivir en la tierra,
a seguir tus huellas, a construir tu comunidad,
a repartir tus dones, a salir de Jerusalén,
a invertir los talentos, a disfrutar de la creación,
a caminar por el amplio mundo, a continuar tu proyecto,
a morir dando fruto, a ser ciudadanos.
Señor, enséñanos a gozar como hijos
a vivir como hermanos.
Enséñanos a ser discípulos y ciudadanos.